Diego Martínez Santos, nacido en Foz en 1982, tiene un contrato de tres años con el Instituto de Física de Partículas de Holanda, una de las mejores instituciones de Europa en este campo. Pero aunque quiere volver a trabajar a su país, asegura que no puede. Lo intentó con el programa Ramón y Cajal, que busca revertir la "fuga de cerebros" trayendo de vuelta a España a los mejores talentos científicos en el extranjero, pero su solicitud fue rechazada.

El lunes 6 de mayo, Martínez Santos recibió una carta del Ministerio de Economía en el que se le comunicaba que le denegaban la beca. En el informe adjunto se explicaba que el rechazo se debía a que "el solicitante ha alcanzado en su campo un nivel de relevancia internacional algo menor que el de investigadores de edades similares a la suya". Y zanjaba: "No ha demostrado todavía claramente capacidad de liderazgo científico". Y ese mismo día, en una carambola del destino, la Sociedad Europea de Física nombraba a Martínez Santos como mejor joven físico de partículas del año. Con apenas unas horas de diferencia, España lo rechazaba por ser supuestamente mediocre y Europa le premiaba por ser el mejor, asegura literalmente "El confidencial".

El premio de la Sociedad Europea de Física es un reconocimiento para su carrera de investigador, pero solo representa una dotación de mil euros. El galardón reconoce nada menos que su trabajo en el experimento LHCB del Gran Colisionador de Hadrones, en el CERN de Ginebra, donde se detectó el famoso bosón de Higgs.