"Estamos en el trance de que algo importante tendría que suceder ahora. La gravedad de la situación es de una magnitud enorme y, aunque pensemos que otros mundos son posibles, nadie sabe qué mundos. En ese punto de oscuridad estamos sumidos", dijo ayer en el Club FARO el sociólogo y columnista de El País Vicente Verdú.

¿Estamos ante el Apocalipsis de la civilización capitalista? Esa pregunta sirvió de título a la charla-coloquio que presentó el periodista Alberto Alonso, y que Verdú comenzó haciendo una referencia a esa etapa en que el capitalismo se mostró más generoso. "Entre 1945 y 75, tras una II Guerra Mundial que dejó un reguero de 60 millones de víctimas, Estados Unidos y Europa vivieron un renacimiento en el que se fue creando una extensa clase media. La existencia de un bloque comunista alentó al capitalismo, por miedo a un contagio de aquel modelo igualitario, a fomentar un estado de bienestar nutrido por protección sanitaria, prestaciones por desempleo... y que generaba una situación de igualdad y de creciente armonía. Pero ya pasó. Desapareció el bloque comunista y un capitalismo sin antagonista es como la madrasta de Blancanieves. Desde 1975 empezó a desarrollarse una economía neoliberal que pretendía reducir los grandes costos del bienestar e ir convirtiendo lo público en privado Y las enormes diferencias que vemos ahora son las que han antecedido a las grandes crisis del capitalismo".

Verdú, cuyo libro recién salido en Península es "Apocalipsis Now", quiso contrarrestar el pesimismo de sus palabras afirmando que su esperanza es que del padecimiento actual saldrá, por otras vías, una tendencia comunitaria que seguramente será el motor de un mundo nuevo y mejor que el anterior; más "cooperativo y solidario". "Pero la encrucijada actual -dijo- se nutre de un creciente temor y descontento, de la ausencia de una luz que señale un camino y de la dificultad de crear un movimiento de respuesta social sólido, que vaya más allá de la participación en manifestaciones, de protestas episódicas".

Piensa Verdú que la nueva sociedad será más horizontal que vertical "como se palpa claramente tanto en el mundo familiar, como educativo, incluso pollito por la aparición de las redes sociales en Internet.

Alertó el sociólogo sobre los mesías. "Los momentos de crisis -dijo- se han caracterizado por la demanda de grandes profetas y de líderes carismáticos a los que se pide que nos lleven a buen puerto y que mantengan el orden en un mundo inestable. Pero sabemos de la peligrosidad de esos modelos, que derivaron en el pasado en nacionalismos extremos, gulags y campos de concentración".

Afirma Verdú que antes de que llegara a la sociedad la fase de encantamiento consumista, hubo otra que, sobre todo en el siglo XIX, valoraba el ahorro, la sobriedad, la gestión sensata de los bienes, en la que endeudarse era un estigma. "Pero cuando la tecnología permitió aumentar los productos en el mercado hubo que servirse de la publicidad y de la venta a plazos para el nuevo ciudadano consumista que nacía, que en su extremo más delirante llegó a esa última etapa de una Banca que daba préstamos temerarios fomentando el endeudamiento. Ahora, envueltos en hipotecas basura y desahucios, se exalta desde arriba el ahorro, la contención, como si tuviéramos que expiar nuestras culpas por excesos anteriores".

¿Se están restringiendo las libertades en España? Ante esa pregunta que alguien del público le planteó refiriéndose a nuevas normas que limitaban el derecho a manifestarse, Verdú respondió recordando la sorpresa que vivió en su primera visita a Estados Unidos viendo cómo los manifestantes caminaban rodeados de policías que les abrían paso y al tiempo los controlaban. "¿Qué manifestación es esta -me pregunté asombrado en aquel 1972-. Ahora pasa aquí, la policía abre la marcha y yo creo que se ha degradado mucho el sentido de la protesta. Sin embargo, me temo que la creciente desesperación dé alas a la idea de que no se vea otro modo de transformar el sistema sin la violencia".