La presidenta madrileña Esperanza Aguirre sembró la indignación entre los arquitectos españoles el miércoles tras su visita al ayuntamiento de Valdemaqueda. "No he visto nada más feo" comentaba a propósito de la casa consistorial (un proyecto ganador del Premio a la Calidad Estética en el 2000), pidiendo la "pena de muerte" a los arquitectos "porque sus crímenes perduran más allá de su propia vida".

A pesar de las disculpas al Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid,la polémica abierta por Aguirre parece no haberse zanjado. Así opinan los arquitectos vigueses, que consideran este hecho "una falta de respeto" para con el colectivo. Martín Cominges, presidente de la delegación en Vigo del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG), cree que la calidad de representante pública de Aguirre constituye un agravante. "La arquitectura es compleja y difícil de entender. Cada uno tiene su opinión, pero en la política no deberían hacerse ese tipo de declaraciones", valora Cominges.

El presidente de la Asociación de Xóvenes Arquitectos de Galicia (AXAGA), Pablo Noya, también respalda esta postura, recordando que las redes sociales "magnifican" la repercusión de estos despistes. Atribuye las causas del comentario a los gustos personales de la presidenta madrileña que, según Noya, rechaza toda muestra de arquitectura contemporánea. "Lo que está claro es que esos comentarios muestran un prejuicio", sentencia Noya.

Ser prudente e informarse antes de hablar son los consejos que recetan los arquitectos vigueses a la autora del desaguisado. Denuncian que esta broma deteriora aún más la imagen de una profesión que "tiene mucho que aportar a la sociedad" pero ha perdido su confianza debido a la crisis. "Va mucho más allá de la anécdota; abre una discusión sobre el papel del arquitecto y es un síntoma del maltrato a la profesión", apunta Alberto Quintáns, co-fundador del estudio Ansede-Quintáns.

El sistema de contratos públicos y de obras son algunos de los campos que deberían debatirse a raíz de las palabras de la presidenta madrileña, según Quintáns: "Son autores de adjudicaciones de miles de millones de euros, y de eso nadie habla".

Luciano Alfaya, co-fundador del estudio Mmasa, comparte esta preocupación. "Los políticos se sienten cada vez más avalados para establecer ideas visionarias sobre cómo debe ser la ciudad, y eso es algo tremendamente peligroso" , expresa Alfaya. La coherencia de los técnicos y la convocatoria de concursos deben primar sobre las decisiones de la Administración, opina.

Un referente en su día

La casa consistorial de Valdemaqueda ha obtenido el premio FAD, el de la Bienal de Arquitectura y Vivienda del 2000 y el propio reconocimiento de la comunidad de Madrid (Premio de Calidad de Arquitectura y Vivienda 2000), además del reconocimiento de la revista Architectural Review.

Los entrevistados sostienen que se trata de una obra "innovadora en su momento", "de escala contenida" y que "supera con creces el nivel arquitectónico medio del lugar". Cominges lamenta que se desprestigie un proyecto tan bueno, a lo que Alfaya añade: "Si dos arquitectos de primera línea pueden ser objeto de una crítica tan furibunda, ¿qué nos queda al resto?".

Para Quintáns, cualquier vanguardia que se aleje del sentimiento popular debería verse desde la perspectiva de su autor. "Debemos hacer un esfuerzo y explicar por qué es buena arquitectura", concluye Alfaya.