Casi tres años después, la tenacidad de Inma Cardona ha dado sus frutos: la Real Academia Española ha aceptado cambiar la definición del "autismo", de la que elimina la etiqueta de "esquizofrenia" y suprime la "incapacidad" de comunicación.

– Las personas autistas dejan de ser esquizofrénicos y "muebles" incapaces de transmitir afectividad a las personas.

– Así es. La Organización Mundial de la Salud sacó el autismo de la categoría de esquizofrenia en 1994, pero la RAE lo seguía manteniendo. Son personas que tienen dificultades para relacionarse, porque no saben cómo hacerlo, pero trabajando con ellas se les enseña y pueden mejorar mucho. En cuanto a la afectividad, no es lo mismo decir "incapacidad" que decir que "afecta a la comunicación". Eso es lo que queríamos cambiar, porque para los padres es muy duro ver la imagen tan horrorosa que se da del autismo en el Diccionario y creer que tu hijo va a ser, literalmente, "incapaz" de quererte. Nos interesaba el cambio para que la gente empiece a conocer qué es el autismo.

– ¿Cómo afectaba la anterior definición del Diccionario?

– Era un lastre. En los medios de comunicación se usa mucho el término "autista" de forma peyorativa. Por ejemplo, "Rajoy y su autismo", "Zapatero es autista". Los periodistas aducen que el significado de la RAE se lo permite. Así empezó todo: yo leí una noticia de este tipo en junio de 2009, me enfadé con la definición de la RAE y mandé una carta a la Academia para que cambiara su definición. Luego, el trabajo de muchas familias –que hicieron envíos masivos de esta carta a la RAE– es lo que ha conseguido forzar el cambio, que nos fue comunicado en enero, pero que entrará en el Diccionario de 2014. Esperemos que en la web de la RAE aparezca antes, porque es una definición que daña la dignidad de las personas con autismo.

– ¿Qué tópicos arrastra el autismo?

– Puff… Muchos, que son personas encerradas en su mundo, que no quieren comunicarse, que son personas con muy elevadas capacidades, que son agresivos, que se autolesionan, que no pueden aprender nada… Estos mitos, que la sociedad cree sin dudar cuando no son ciertos o son minoritarios, distorsionan la imagen de este trastorno.

– ¿Cuáles son las reivindicaciones del colectivo autista?

– En educación, existe una buena red de aulas de Comunicación y Lenguaje en Primaria, pero luego solo hay un aula en Secundaria. En sanidad, pedimos que se favorezca el diagnóstico temprano del autismo con sistemas de cribado a los 18 meses, que tienen una efectividad del 99% para diagnosticarlo, porque la intervención temprana y el trabajo desde pequeños mejora mucho el pronóstico. Y en empleo, nos gustaría tener opciones en el empleo con apoyo. Estas personas tienen dificultades en algunos contextos, pero en otros se desenvuelven muy bien.

– ¿Cuándo supo que era autista?

– A los 3 años y ocho meses, después de siete informes de psicólogos.

– ¿Y cómo ha mejorado?

– Como del cielo a la tierra. Al principio, su mundo era un caos. No empezó a hablar hasta los cuatro años y medio, y hasta los cinco no distinguía "mamá" de "papá". Tenía muchas rabietas y no se relacionaba con nadie, apenas ni con nosotros, y era muy inflexible. Pero hoy en día habla, se comunica y juega en un equipo de fútbol, hace golf y natación.