El venezolano Javier Téllez lleva una década realizando trabajos artísticos sobre la enfermedad mental viajando por el mundo grabando a enfermos psiquiátricos de diferentes hospitales. La querencia por este tema le llegó a través del cordón umbilical: es hijo de psiquiatras, de hecho, sus padres (un madrileño y una venezolana) comenzaron a trabajar como psiquiatras en Galicia antes de trasladarse a Valencia, Venezuela. Por su parte, el portugués Vasco Araújo también ha realizado trabajos artísticos en centros de atención a personas con dolencia psiquiátricas. Al luso, le motiva reflexionar sobre la soledad; a Téllez, romper con los estereotipos. Su obra se ve desde ayer en la muestra "Máis que a vida", coproducción con la Fundación Calouste Gulbenkian de Lisboa que permanecerá en el MARCO de Vigo hasta el 9 de enero.

Exceso y vida

"Ambos trabajan a partir de grandes narrativas clásicas o acontecimientos históricos; ambos se preocupan por tornar visible no que no podemos ver", explicaba ayer Isabel Carlos, directora de la Calouste Gulbenkian, para quien la exposición está marcada por "el exceso, por eso, es más que la vida".

Los vehículos de expresión son varios: instalaciones, fotografías, cine. Este último ha marcado la vida de Javier Téllez. "Mi abuelo –rememoró– tenía un cine. Mi hermano y yo veíamos tres películas cada día en la sala de proyecciones o entre el público. El cine ha sido más que la vida". Ese amor se evidencia en "La pasión de Juana de Arco".

En dos paredes enfrentadas en el museo vigués, Téllez proyecta en una fotogramas de la película "La pasión de Juana de Arco" – de 1928 y Carl Dreyer– que intercala con diálogos nuevos En algunos, se puede leer: "Te vamos a llevar a una habitación aislada" o "enfermera, prepara la medicación". Con esta conexión por yuxtaposición, realiza un paralelismo entre el sufrimiento de la Juana de Arco de Dreyer ante la tortura de los religiosos y el sufrimiento del enfermo mental ante el personal médico.

Paralelamente, Téllez muestra en la pared opuesta disertaciones de mujeres con dolencia psiquiátrica en un hospital australiano pudiendo oírse de una de ellas: "No soy un animal, soy un ser humano". Desde pequeño, por la profesión de sus padres, Téllez se acostumbró a ver la enfermedad mental como algo "normal" dando a entender que "el infierno somos nosotros" y no los enfermos.

La huella autobiográfica en la obra del venezolano está presente también en "Paradise Lost" (Paraíso perdido), disponible también en el MARCO. En ella, ha formado un arco con bastones de ciego, como recuerdo de la ceguera de su madre en los últimos años de su vida debido a una diabetes.

El escritor anti Sade

El lusoVasco Araújo ha preferido pasar de puntillas sobre la enfermedad mental a pesar de centrar su trabajo "Todos los que caen" en un hospital psiquiátrico de Lisboa. En una zona en desuso, se ha fotografiado en el espacio para reflexionar "sobre la soledad interior. Ese espacio es como si fuese el pasillo de la vida", vacío.

Ajena a la enfermedad mental es su "Nature vivante" donde habla de la naturaleza muerta del ser humano presentando un texto de Rétif de la Bretonne, contemporáneo del Marqués de Sade. El texto narra como un padre sodomiza a sus hijos y los vende por dinero ante la mirada de los compradores.