El Papa Benedicto XVI se reunió ayer por sorpresa con los cinco obispos que han inspeccionado a los Legionarios de Cristo y que tenían previsto un encuentro con el cardenal secretario, Tarcisio Bertone, para presentarle sus informes. Los cinco obispos han indagado en los últimos meses a la Congregación fundada por el mexicano Marcial Maciel, culpable de abusos sexuales de menores seminaristas y de llevar una doble vida con al menos dos mujeres, de las que tuvo tres hijos.

El Papa, que antes de acceder al Pontificado fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), escuchó los primeros resultados de la investigación y propuestas de los prelados sobre el futuro de los Legionarios de Cristo.

Fuentes vaticanas explicaron que en una segunda fase el Papa adoptará las medidas de limpieza de la orden, que podrían llegar a la decapitación de la cúpula, la refundación de la congregación y el nombramiento de un comisario pontificio para que gestione la congregación durante la etapa de cambio.

El Vaticano no emitió ningún comunicado sobre el fin del encuentro, como anunció que se haría el portavoz vaticano, Federico Lombardi. Hace unos días Lombardi precisó que de la reunión en Vaticano no había que esperar decisiones particulares sobre la Legión de Cristo: "Estas (decisiones) serán adoptadas en un segundo momento por el Santo Padre, tras un cuidadoso estudio y reflexiones sobre los resultados de la visita apostólica" (como se denominan en la Santa Sede a las inspecciones).

Desde el 15 de julio del pasado año hasta el 16 de marzo de este años los prelados Ricardo Watty Urquidi, de Tepic (México); Ricardo Blázquez Pérez, arzobispo de Valladolid (España); Ricardo Ezzati Andrello, de Concepción (Chile); Charles Joseph Chaput, de Denver (EE UU),y Giuseppe Versaldi, de Alessandria (Italia) inspeccionaron 120 comunidades de los legionarios.

Durante casi un año, los cinco obispos analizaron el sistema formativo y de funcionamiento de la congregación y entrevistaron a muchos legionarios. Los prelados también revisaron el estado financiero de la congregación y otros asuntos de interés, entre ellos saber si respetan la supresión decidida por el Papa en 2008 del conocido como "cuarto voto", que era secreto y fue impuesto por Maciel para obligar a sus sacerdotes, bajo pena de excomunión, a no criticar y no denunciar a sus superiores, ni a aspirar a cargos. Aunque fue suprimido, muchos legionarios lo mantienen.

La inspección fue ordenada por Benedicto XVI en 2009, tres años después de que castigara a Maciel (1920-2008) por abusos sexuales durante décadas contra seminaristas y le exigiera que renunciara "a todo ministerio público" de su actividad sacerdotal y llevara una vida retirada de "rezos y penitencias". El pasado marzo los Legionarios reconocieron que Maciel abusó sexualmente de seminaristas menores, tuvo "otros graves comportamientos" (consumo de drogas) y varios hijos, por lo que pidieron perdón a las víctimas y renegaron del sacerdote mexicano.