“La mejor manera de vivir es practicar la justicia y la virtud” es uno de los tres pensamientos del enigmático filósofo Sócrates que figuraban en el pedestal del busto de granito, hecho de una sola pieza, que se colocó un tres de mayo de 1936 en los jardines de Santo Domingo de Tui, y que tres meses después, víctima de la ignorancia y de la represión franquista, desaparecía del lugar, dicen que para echarlo en la profundidades del río Miño. Una comisión ciudadana se ha propuesto, como misión, la reposición del busto en su sitio y por suscripción popular, como empeño de todos. Será una réplica de la que desapareció: una gran mole de granito de Vilachán (Tomiño), que pesará unos 5.500 kilos de peso y tendrá tres metros y medio de alto por un metro de ancho.

El original era obra del profesor de dibujo y modelado Benito Prieto Coussent (Ribadeo 1907-Granada 2001), que ejerció en el primer Instituto de Secundaria que tuvo Tui, en lo que hoy es Museo de Santo Domingo. Tenía solo 25 años cuando llegaba a Tui para incorporarse a un ilusionante proyecto formativo que dejó una huella profunda en su alumnado, como recuerdan algunos de los discípulos que todavía viven.

Para crear el busto de Sócrates contó con varios de sus alumnos, entre ellos Álvaro Álvarez Limeses y Emilio Diz. El profesor del activo Instituto, fruto de la apuesta educativa de la II República, sentía una auténtica admiración por el filósofo griego más influyente del pensamiento europeo, quizás porque fue un buscador de la verdad y criticase incansablemente toda clase de injusticia y de abuso de poder. Prueba de su sabiduría es su famosa máxima: “lo único que sé, es que no sé nada”.

El profesor Prieto Coussent, sufrió mil vicisitudes, sin perder las cualidades humanas que le acompañaron a lo largo de su vida. Residía en la casa tudense de María Estévez, en el Paseo da Corredoira. Hoy día, su sobrino, Alberto Estévez Piña, tiene en su memoria lo que le contó su familia: “Prieto Coussent era una persona peculiar, le gustaba practicar la esgrima y me acuerdo de haberle roto de pequeño la careta protectora que usaba”.

Los problemas comenzaron cuando las tropas franquistas entraron en Tui, en julio de 1936, y al querido profesor Prieto Coussent lo acusaron de anarquista y amigo de los obreros por lo que fue suspendido de empleo y sueldo, además de quedar preso en la cárcel tudense. Allí, Prieto Coussent retrató a varios de sus compañeros de presidio y el destino propició que salvase su vida.

En el juicio al que fue sometido, ante el juez Pineda declaró como testigo Alberto Estévez Figueiredo, progenitor de Estévez Piña que relata el suceso. “El juez le preguntó a mi padre si era una persona buena o mala. Mi padre le dijo que era el juez Pineda quien lo podía saber mejor, pues está en la foto (que mostró) del acto del homenaje que hacía unos días se había dedicado al profesor”. La prueba del afecto popular que se le profesaba en Tui, no tuvo valor para librarle de la cárcel.

El tiempo pasó y en el año 1996, Prieto Coussent vivía uno de los momentos emotivos de su existencia al regresar a Tui y reencontrarse con muchos de aquellos alumnos y alumnas que no le habían olvidado. Cinco años antes de su fallecimiento en Granada, pudo entregar en Tui retratos realizados en el presidio a familiares de sus compañeros de cárcel que, como él, fueron víctimas de la represión franquista.

La iniciativa ciudadana de reponer el busto de Sócrates, a medida que pasan los días, va alcanzando entidad, especialmente desde su presentación con el apadrinamiento poético musical de María do Carmo Kruckenberg, Laura, el músico Tomás Camacho y Julián Bravo Jaso. El historiador Xosé Álvarez fue un libro abierto en esa presentación. Explicó el método de búsqueda de la verdad del filósofo Sócrates: la aplicación de la ironía, formulando preguntas a sus discípulos que originan respuestas cara al conocimiento, y el sentido de la democracia y de la Ley, por encima de todo. Pero en su camino de búsqueda, a la sociedad ateniense no le interesaba que preguntase. Por eso fue condenado a beber cicuta, lo que le produjo la muerte.

Un trozo del busto de todos

Interpreta Xosé Álvarez que Benito Prieto Coussent aplicaba el método socrático, buscando en el interior del pensamiento de su alumnado. Antonio F. Fernández Rocha, alcalde de Tui, confirmó que el Concello costeará el montaje y resto de material “para que el busto se instale allí, de donde nunca tuvo que retirarse”. Será obra del escultor tudense Rosendo Martínez, se costeará con las donaciones que, mediante la adquisición de bonos, realice la ciudadanía, en general. El sentido es que las personas puedan decir: “un trozo del busto de Sócrates es mío”. De hecho, el escultor Rosendo Martínez ha comenzado ya el trabajo. El esculpido del monumento, una réplica fiel, se realizará en la nave municipal de Guillarei y espera que los 27 alumnos de cuarto curso de ESO del IES San Paio que todos los jueves reciben clase de modelado por parte de los profesores Cristina Rodríguez y Jesús Pérez, con su colaboración, puedan participar desbastando la piedra para empezar a darle forma.

“Sólo se puede ser feliz en democracia”, fue la afirmación de Manuel Vázquez de la Cruz, en el acto donde actuó como portavoz de la comisión ciudadana. Eligió a Unamuno para expresar el legado de Prieto Coussent: “al final, sólo vence quien convence con la razón”. Las aulas, están vivas y el pensamiento socrático que tanto valoraba Prieto Coussent, también.