Distribuidores, ejecutivos de televisión y otros representantes del sector se paseaban hoy entre los espectaculares "stands" de las empresas, principalmente japonesas, para poder hacerse con los derechos de la nueva "Bola de dragón" o el próximo "Shin Chan".

Entre ellos estaba Francisco Gratacós, el presidente de Luk Internacional, la empresa responsable de haber llevado a España series como Doraemon, que lleva quince años visitando Japón para ver cuales son las novedades del mercado.

Gratacós y sus acompañantes comentaron a Efe que el objetivo de su visita es "sólo mirar".

El empresario español, que además de distribuir animación japonesa en televisión produce DVDs y mercadotecnia, confesó que este año ya han visto algo interesante, aunque no quiso revelar en qué producto ha puesto los ojos.

Para llamar la atención de los compradores, los exhibidores colocaron en el perímetro de sus pabellones a azafatas disfrazadas de los personajes de las series a la venta, una práctica habitual de las ferias comerciales en Japón.

Entre las azafatas, que se afanaban en repartir panfletos cuando no estaban posando para las fotos de los aficionados, se paseaban personajes como un robot malvado de dos metros de alto, observados por un Totoro gigante colgado del techo.

De hecho, el tema de la edición 2007 de la feria de animación de Tokio, que se celebra hasta el domingo, es "Anime y Robots", una característica clásica de la industria de la animación japonesa, en conmemoración del 50 aniversario de Tetsuwan Atom, más conocido en occidente como Astroboy.

En homenaje a la figura del robot, la feria recordará la obra de teatro Rossum´s Universal Robots, una pieza checa de 1921 que popularizó el término robot, a pesar de que los personajes de la historia se acercan más a la idea actual de androides o de clones.

La feria de animación de Tokio cumple en 2007 su sexta edición con un incremento sostenido de participación, que los organizadores estiman que este año sobrepasará las 100.000 personas.

Uno de los puntos más importantes del evento es la progresiva internacionalización de la feria, ya que este año mostrarán sus productos 55 exhibidores extranjeros.

Uno de los países con un pabellón más poblado era el de Canadá y entre ellos destacaba AbbyShot Clothiers, una empresa especializada en reproducir la ropa de los personajes de ficción favoritos del público.

Su catálogo cuenta con las características chaquetas de cuero de Matrix o el atuendo que hizo famoso Uma Thurman en Kill Bill, aunque los aficionados a series manga con un público más reducido, como Ghost in the Shell o Hellsing, también pueden encontrar el vestuario de su serie entre los diseños de esta empresa.

El desarrollador de exportación de la empresa, Mark Battcock, explicó que sus productos son una mezcla de moda y cultura, en la que las peticiones de los clientes es fundamental.

No obstante, esta empresa no sólo está especializada en la cultura del cómic, ya que también ofrece, por ejemplo, la chaqueta de cuero de Mel Gibson en Mad Max o el característico abrigo de Bob el Silencioso.

Pero además de series y películas de animación japonesa, que localmente se conoce como anime, también participaron en la feria empresas de videojuegos.

Estas compañías desplegaron consolas para que los visitantes pudieran probar sus productos.

Sin intercambiar muchas palabras y con la mirada fija en las pantallas, los "otaku" (aficionados japoneses a videojuegos, cómics, anime y electrónica en general) manejaban con precisión las consolas, escoltados por otros fanáticos que comentaban las jugadas.

Según el instituto japonés de investigación Nomura, en Japón existen casi dos millones de "otaku", que movieron en 2004 un mercado de unos 411.000 millones de yenes (unos 3.425 millones de dólares).