Los jueves por la noche, Javier Álvarez Blázquez se quita la toga, aparca los asuntos del despacho y del juzgado y saca del estuche su trombón de varas: es el momento de su gran afición, la música.
El conocido abogado cumple ahora cuarenta años de ejercicio profesional. A finales de los años 70 del pasado siglo trabajó junto a Cristina Almeida en el despacho de Comisiones Obreras, en Madrid, en un momento especialmente complicado con los asesinatos de ETA y las amenazas de la Extrema Derecha. Cuando regresó a Vigo, participó en la fundación de la asesoría jurídica de UGT y se instaló en un despacho con su primo Alfonso, con el que continúa en la actualidad.
Sus compañeros de carrera habían fundado la orquesta Por la Venia nada más licenciarse y Javier, que siempre les siguió en sus conciertos como fan, acabó uniéndose a ellos en 1986. "Necesitaban un trombón de varas así que un amigo médico me consiguió el instrumento en un viaje a Chicago y, ni corto ni perezoso, me puse a aprender a tocarlo", recuerda el abogado. "Es complicado y estás aprendiendo siempre, pero es un sonido que me apasiona", describe.
El grupo no deja pasar ni un jueves para tocar en distintos locales de Vigo. "Es como un recreo en medio de la semana; nuestras profesiones son bastante estresantes y exigen mucho esfuerzo. La música me relaja, es el motor del ser humano, y siempre estoy deseando que llegue el jueves para convertirme en músico", concluye Álvarez Blázquez.
