"Me lleva pegando toda la noche. Me va a matar". Una mujer, en Oviedo, envió ayer a una amiga este mensaje por WhatsApp hacia las nueve de la mañana y el texto se convirtió en su mejor salvavidas porque estaba herida de gravedad con múltiples golpes y contusiones.
Así, la receptora del mensaje alertó a la Policía Local que rápidamente acudieron a la vivienda donde residía la pareja. Los agentes trasladaron a la mujer a un centro médico mientras que la Policía Nacional detuvo a su pareja en el domicilio que ambos comparten por presuntos malos tratos.
La fiel amiga se había quedado por la noche al cuidado de los hijos de la víctima. Cuando recibió el mensaje estaba en el colegio de los menores para dejarles en clase. Alarmada por el contenido del WhatsApp, avisó por señas a la primera patrulla que vio en las inmediaciones y enseñó el texto a los agentes, que fueron de inmediato al domicilio de la emisora del mensaje.
Allí encontraron a la pareja. Ella, llena de lesiones en la cara y el cuerpo y su presunto agresor; un hombre que cuenta con antecedentes por delitos de violencia de género, lesiones y robo.
Esta no es la primera ocasión en la que este servicio de mensajería actúa de salvavidas. Una marca de posición enviada a través del WhatsApp permitió salvar la vida a un joven canario que se quedó atrapado en el interior de su vehículo, tras salirse de la AP-9 en Miño, a unos 300 metros del túnel de Campolongo (en sentido Ferrol).
El propio conductor fue el que realizó una llamada al 112 pero debido a la dureza del golpe y a su desorientación, no fue capaz de indicar el lugar en el que se encontraba. La solución llegó a través del Whats. El joven pudo mandar una geolocalización exacta a los servicios de emergencias para que acudiesen a su rescate.
Otro ejemplo de este 'doble uso' del servicio de mensajería instantánea de Facebook es el ocurrido en Madrid, el Grupo Especial de Rescate en Altura (GERA) pudo localizar a seis montañeros que se habían extraviado durante una excursión a la sierra.
Mismo caso le sucedió a un joven ciclista en la capital madrileña. Un hombre de 32 años sufría una grave caída con su bicicleta en una pista forestal. Con él, iban seis amigos más pero ninguno fue capaz de precisar su ubicación cuando avisaron a urgencias médicas, así que fueron los propios sanitarios los que le recomendaron compartir su posición a través de WhatsApp. A raíz de esto, los agentes forestales guiados por la Guardia Civil y el servicio de emergencias pudieron acudir al lugar exacto en un breve espacio de tiempo, lo que permitió que las lesiones del ciclista no se agravase.
Con estos cuatro ejemplos queda demostrado que WhatsApp no es un servicio de mensajería más, sino que puede ser de vital importancia en situaciones que implican una rápida actuación.
