Dedicar tiempo, energía e imaginación a cuidar nuestro deseo es necesario para mantenerlo vivo a lo largo de los años y no caer en la rutina y en el desánimo. La sexóloga Sylvia de Béjar admite que el deseo femenino es muy complejo y que hay que indagar a fondo en las concepciones previas, prejuicios y conflictos internos para encontrar el origen de esa desgana, que es habitual en más del 50% de las mujeres pero que, cuando no se trata, puede destruir a las parejas y perjudicar la autoestima de ambos. De Béjar lanza un mensaje muy positivo: "El deseo dura lo que tú quieras que dure y por supuesto que es posible recuperarlo cuando se ha perdido".

-"Le quiero pero no me apetece acostarme con mi pareja". ¿Es una consulta habitual?

-Por supuesto, es la causa más habitual por la que las mujeres acuden a la consulta y una de las cuestiones más difíciles de solventar.

-¿Puede cambiar las cosas la aprobación de la flibanserina, el fármaco para mejorar el deseo femenino?

-Yo no lo veo muy claro. Una cosa es tener ganas y no poder, lo que resuelve el Viagra en los hombres, y otra no querer, a secas. La falta de deseo femenino puede venir provocada por infinidad de cosas y, antes de tomar ninguna pastilla, hay que indagar a fondo sobre el origen del problema. Queremos soluciones rápidas y fáciles y el deseo también hay que construirlo.

-Primero viene el deseo, luego la excitación... ¿es un patrón inamovible?

-Para nada, partimos de una concepción errónea de lo que es el deseo y se nos ha vendido como algo que precede a la excitación. En las mujeres ese patrón rige al principio de una relación, pero según pasa el tiempo deja de ser así. Las mujeres creen que tienen que tener mucho deseo para empezar la relación sexual y, como no lo tienen (muchas veces porque están agotadas de la jornada laboral y del estrés), creen que no pueden hacerlo. Pero no es así, a veces es necesario arrancar en frío, pensando que deseas hacerlo, que no quieres renunciar al placer sexual y que eso va a mejorar tu relación.

-O sea, forzarse un poco.

-Bueno, no es cuestión de hacer nada que no se quiera hacer, pero sí tenemos que luchar contra la pereza, que es el principal enemigo del deseo y, si realmente queremos a nuestra pareja, tratar de dejar las múltiples cosas que siempre tenemos que hacer antes que el sexo y darle la prioridad que merece; aprender a disfrutar del momento sin pensar que mañana hay que madrugar, que tienes una reunión importante, que no has puesto la lavadora... Es muy difícil que una mujer se excite si está todo el tiempo en guardia.

-¿Y qué pasa con las mujeres que, realmente, no tienen deseo y no les importa?

-Hay muchas mujeres que creen que, a una determinada edad, es normal que el deseo se apague y que no se puede hacer nada. Es una pena que renuncien al sexo con tanta facilidad. Pero a mí me gusta recordarles que se pueden estar perdiendo algo importante, que por qué van a renunciar a ello si saben que cuando se ponen luego se lo pasan muy bien. Es un poco inmaduro no querer disfrutar del cuerpo y vivirlo.

-Cuando se prolonga mucho la tónica del "me duele la cabeza", ¿es posible cambiarla?

-Por supuesto, pero hay que tener un verdadero interés por estar bien, buscar nuevas motivaciones, darle un verdadero lugar al sexo, igual que tenemos espacio para nuestras aficiones o nuestros deberes hay que buscar tiempo para disfrutar de él y desconectar del mundo.