"Lo que más ha perjudicado la salud pública en materia de drogas ha sido la prohibición: las ha hecho más peligrosas". Este fue uno de los argumentos esgrimidos ayer por Araceli Manjón-Cabeza en el Club Faro para defender la legalización de las drogas. Tras ser magistrada suplente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y directora del gabinete del Delegado para el Plan Nacional sobre Droga –con Baltasar Garzón–, la profesora de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid reconoce encontrarse ahora "en el extremo contrario" del que empezó cuando empezó a estudiar este problema. Aboga por el control estatal de los narcóticos, porque "la quimera de un mundo sin drogas es imposible".

La experta acusó directamente a Estados Unidos de haber impuesto el prohibicionismo como "política de dominación hegemónica", y a las Naciones Unidas como "brazo ejecutor" de este planteamiento que "prescinde de la evidencia científica y del enfoque de salud pública". En este sentido, criticó la "política de talla única" que aplica el mismo régimen a la hoja de coca –cuya masticación, según aseguró, no produce perjuicio alguno– y a la heroína.

Autora del libro "La solución" (Debate), Araceli Manjón-Cabeza fue asesora de organismos internacionales en materia de drogas y blanqueo de capitales, y participó en la modificación del delito de tráfico de drogas en la última reforma del Código Penal (2010). Ha estudiado el problema también en Centroamérica y Sudamérica, por lo que su cambio de opinión ha sido, asegura, "muy meditado", y tras constatar que la represión del tráfico de drogas provoca muchas más víctimas que el consumo de las mismas.

Apoyos destacados

La especialista destacó que personajes muy destacados han salido del armario para defender la legalización de las drogas. Entre ellos, expresidentes del gobierno, jefes de Estado, escritores –como Mario Vargas Llosa y Paulo Coelho– y numerosos premios Nobel de la más diversa extracción ideológica, como el fallecido economista neoliberal Milton Friedman y el escritor Gabriel García Márquez. Subrayó que por primera vez un jefe de Estado en ejercicio, el presidente guatemalteco Otto Pérez Molina, había pedido en la Cumbre de las Américas debatir qué sistema de legalización se debería adoptar.

Recordó que el hombre "se ha relacionado desde siempre con las drogas", y argumentó que la prohibición tuvo su origen en movimientos puritanos estadounidenses a principios del siglo XX, a lo que se sumaron "intereses geopolíticos" norteamericanos. "Antes –aseguró– había libertad de consumo. A finales del XIX se podían encontrar 50.000 panaceas a base de opio en las farmacias de Estados Unidos. Y Bayer colocó en el mercado, en solo once días, la aspirina y luego la heroína. El consumo no producía ningún problema de salud pública", dijo.

Quiso refutar la "falacia" de que la prohibición de una sustancia reduce tanto su disponibilidad como su consumo. Destacó que nuncha ha habido mayor acceso a los narcóticos que ahora, con las drogas de síntesis y la capacidad de fabricarlas químicamente en cualquier parte. Y resaltó el dato de que la permisiva Holanda "registra las cifras más bajas de consumo de cannabis". Aludió también a Portugal, donde desde 2000 es legal el consumo, y desde entonces "acuden un 40 por ciento más de drogodependientes a tratamiento". En su opinión, el uso de la metadona y de las "narcosalas" ha dado tan buen resultado que "no existe problema de drogas en España".

Para Araceli Manjón, ha sido la prohibición la que "ha producido sus basuras", subproductos más baratos como el "crack", el "paco" y el "basuco", "sucedáneos repulsivos y venenosos que no se hubieran producido si la cocaína fuera legal". Existen también sustancias no fiscalizadas, como la "salvia de los adivinos", que a los efectos del LSD añade "ganas de volar", de ahí su especial peligrosidad y que se aconseje consumirla "con las ventanas cerradas y en compañía de otra persona".

Incidió también en el problema de la delincuencia organizada, que ha llegado a extremos como el de los Zetas de México y el terrorismo de los "extraditables" en Colombia. Los narcos disponen de recursos ilimitados para comprar voluntades y generar una "corrupción galopante". "El de la droga es el negocio más rentable del planeta –un kilo de cocaína cuesta 1.500 dólares en Colombia y 97.000 en las calles de EE UU–, y se lo hemos regalado al narco", reflexionó.

"Viajar en autobús en México es una actividad de alto riesgo"

Araceli Manjón-Cabeza, que fue presentada por Inma Valeije, profesora de Derecho Penal de la Universidad de Vigo, se detuvo en el caso de México, país donde se ha alcanzado "el máximo de brutalidad", hasta el punto de que "viajar en autobús allí es una actividad de alto riesgo". Relató que los Zetas suelen detener los autobuses y separar a los hombres de las mujeres. A ellas las violan y a los hombres les dan unos mazos para que peleen a muerte entre ellos. "A los que se niegan a hacerlo les matan de un tiro, y a los que sobreviven a la pelea los obligan a unirse a los Zetas", aseguró.

Para la especialista en materia de drogas, el presidente Calderón "se equivocó el día en el que lanzó al ejército contra el narco". Prueba de este fracaso –dijo– son los más de 50.000 muertos en seis años y el 95 por ciento de impunidad: sólo el 5% de los delitos acaba en los tribunales.

Explicó que, al contrario que célebres narcos colombianos como Pablo Escobar, que compraba su prestigio financiando polideportivos y otras obras sociales, los Zetas son "más discretos, trafican poco con droga e imponen su poder en sus territorios a base de matanzas. Así cobran por protección, por no asesinar a la hija de alguien o no quemar ciertos negocios".

Respecto a la situación en la frontera con Estados Unidos, criticó la pasividad de Obama ante el tráfico de armas hacia México y la "asimetría" entre ambos países: "Ciudad Juárez es la población más insegura de Latinoamérica, mientras que El Paso, a doce metros, es la segunda más segura de EE UU".