José Manuel Blecua (Zaragoza, 1939) cumplió en el pasado diciembre un año al frente de la Real Academia Española (RAE), de la que es académico desde 2006. Filólogo, catedrático de Lengua y Literatura en la Universidad Autónoma de Barcelona, fue director académico del Instituto Cervantes y presidente de la comisión del IV Centenario del Quijote. Es autor, entre otros libros, de una Gramática Española y del Diccionario de Sinónimos y Antónimos de la RAE.

–Si mi hija, de 16 años, le dice que una cosa es ´pilísima´, ¿la entiende?

–Pues, la verdad, no.

–Es una cosa que gusta mucho. Ya sabe: ´Esto mola pila´.

–Ya... claro. De ´pila´, ´pilísima´. Es posible que algún día encontremos la palabra ´pilísimo´ en el Diccionario de la Real Academia. En México dicen ´padrísimo´... Así funciona la lengua, algo vivo y dinámico, capaz de acomodarse a las circunstancias y a las necesidades de uso. Algo extremadamente maleable. Decía Carmen Martín Gaite que le lengua es el único juguete que siempre funciona y nunca se estropea.

–La polémica sobre el masculino genérico, eso de decir ciudadanos y ciudadanas, alumnos y alumnas, ¿le divierte o le ofende?

–En la RAE le aseguro que no lo tomamos como un divertimento, sino con toda seriedad. Desde un punto de vista lingüístico, la cuestión no admite la más mínima duda. Cada lengua se organiza de manera distinta, y tratar de cambiar esa organización puede dar lugar a resultados dramáticos.

–¿Hablar por sistema de ´ciudadanos y ciudadanas´ es una necedad?

–Yo no diría eso, pero a veces tenemos una visión muy pobre del género como estructura gramatical. Aquí no es femenino contra masculino; es que el genérico forma parte de esa organización de la que le hablo. Hay lenguas donde lo genérico es femenino. Pues, muy bien. Tratar de romper esas normas es una falta de respeto, pero yo no quiero calificarlo de necedad; es más bien una moda que se ha generalizado entre políticos y profesores.

–¿Profesores?

–Sí, incluso entre los de Lengua. Se da mucho en la profesión eso de asociación de padres y madres de alumnos y alumnas. Y sobre los políticos, qué quiere que le diga, da igual que sean de derechas o de izquierdas. Deben pensar que si no evitan el genérico pecan contra la igualdad, pero estoy seguro de que no emplean ese lenguaje cuando hablan en su casa.

–La lengua como arma política.

–Un error, las lenguas no son armas de destrucción masiva. Las lenguas conviven muy pacíficamente.

–¿Incluso en España?

–Pues, claro que sí; pero si aquí tenemos cuatro lenguas, cómo no van a convivir bien. Esto no es nada comparado con otras zonas del planeta donde hay decenas de lenguas con sus variantes. Y con un grado de convivencia perfecto. No echemos la culpa de nada a las lenguas.

–¿Una moda pasajera la polémica del masculino genérico?

–Es imposible predecir el futuro. Es el problema de la Historia, que solo podemos mirar hacia atrás.

–Oiga, qué riqueza la del idioma español. Los recortes del Gobierno no son recortes, sino ´ajustes´. Hay periódicos que dicen que el Ejecutivo nos va a ahorrar 10.000 millones en sanidad y educación.

–Todo está relacionado con las metáforas de la lengua cotidiana. Se eluden términos, como en el Barroco, pero los políticos actuales no tienen la habilidad artística de Góngora. El castellano da para mucho, porque es una lengua muy trabajada, con una enorme riqueza y con grandes posibilidades de expresividad. Y todo eso se lo debemos a los literatos. Y a los periodistas.

–Pero si los periodistas asesinamos el lenguaje...

–De asesinato, nada. No existe la pureza de la lengua, la pureza es un tópico, otra de las creencias piadosas. No hay lenguas puras.

–¿Tenemos la mejor lengua del mundo?

–Todos tenemos la intuición de que nuestra lengua es la mejor. Yo estoy orgulloso de mi idioma. No hay nada que una más a los hombres que una lengua común.

–¿Cómo de profundo ha sido el hachazo presupuestario a la RAE?

–Un 17% del presupuesto que nos llega desde el Ministerio, que supone la mitad del presupuesto general. Entiendo que con la Real Academia no se pueden hacer excepciones. Hay que ser solidarios.

–¿De qué forma afectará a los planes de la Real Academia?

–Son unos 600.000 euros menos, pero espero que el ritmo de publicaciones no se resienta. Tenemos por delante la actualización del Diccionario de Americanismos, y el futuro diccionario de la RAE de 2014.

–Las publicaciones de la Real Academia convertidas en best sellers. Quién lo diría.

–Es una realidad que la gente se interesa por su lengua. El diccionario cada vez tiene mayor repercusión social. Decía el otro día que en la edición digital del diccionario entran todos los días más de dos millones de personas de todo el mundo. Para consultar, para aclarar dudas...

–¿El director de la Real Academia también tiene dudas?

–Todos tenemos dudas. Y yo, constantemente.