Los establecimientos de comida rápida y a domicilio se convierten en los pescadores del río revuelto de la crisis. Las ventas en este tipo de establecimientos en España crecieron el pasado año un 4,1% alcanzando los 2.525 millones de euros. Los descuentos y las ofertas especiales para los niños y para los jóvenes, que terminan atrayendo a toda la familia, son algunas de las bazas de los 'fast food' españoles. Aunque no todos los menús gustan por igual, así el pasado año las ventas de hamburguesas crecieron un 6,3% y las bocadillerías un 4,8%, dato que contrasta con la leve caída de casi el 1% registrada en las pizzerías.

La mejor opción para comer en la calle sin tener que rascarse demasiado el bolsillo son los restaurantes de comida rápida que están sobrellevando la crisis mejor que otros locales dedicados a la restauración. De hecho, dependiendo de la zona, no sólo han logrado mantener sus ventas con respecto a años anteriores, sino que han experimentado un crecimiento destacable de las mismas.

La filosofía de estos sitios es sencilla: abundante comida a un precio económico. Son las franquicias las que están logrando un mejor negocio ya que reúnen una serie de condiciones que les permiten que sus locales estén llenos a la hora de comer. Los clientes infantiles y juveniles son los clientes más fieles de este tipo de establecimientos. Además, juegan con la ventaja de que suelen tirar del resto de la familia, de forma que se aseguran una venta mayor por cada visita.

Las ventas de los establecimientos de comida rápida y a domicilio españoles alcanzaron los 2.525 millones de euros en 2008, lo que supone un aumento del 4,1% respecto al año anterior. A pesar del incremento, esta tasa fue inferior a las logradas en 2007, con un alza del 7,3%, y en 2006, con un crecimiento del 9,6%, al registrarse un gradual debilitamiento del consumo privado, especialmente en el segundo semestre del año, según un informe de la consultora DBK.

Este crecimiento se produce en un contexto en el que el notable descenso del consumo de los hogares está motivando una caída del gasto en bares y restaurantes y un desplazamiento de las visitas hacia locales más baratos. Y es que la comida rápida y a domicilio resiste la crisis y se convierte en uno de los negocios más dinámicos de la restauración comercial, con unas ventas que crecerán un 5% este año, a pesar de que el conjunto del gasto en restauración experimentará una sensible caída.

El pasado año, las ventas en mostrador continuaron registrando el crecimiento más alto, al aumentar un 4,6%, llegando a situarse en unos 2.175 millones de euros, mientras que las ventas generadas por el servicio a domicilio contabilizaron una tasa de variación del 1,4%, hasta alcanzar los 350 millones de euros en 2008.

El 69% del valor total de las ventas en 2008 correspondió a consumo en sala, mientras que el 31% restante se derivó del consumo fuera del local. Dentro de este último segmento las ventas para llevar (17%) se situaron por delante de las ventas de entrega a domicilio (14%).

Hamburguesas frente a pizzas

Las ventas de las cadenas de hamburgueserías alcanzaron los 1.190 millones de euros en 2008, con un crecimiento del 6,3%. En este segmento, la oferta estaba compuesta al cierre de 2008 por un total de 980 locales, registrándose una treintena de aperturas en el último año, protagonizadas fundamentalmente por los dos operadores de mayor tamaño, McDonald's y Burger King, que cuentan con una cuota conjunta de establecimientos cercana al 90%.

Por su parte, el segmento de pizzerías fue el que contabilizó el peor comportamiento en 2008, al experimentar un ligero retroceso de las ventas (-0,8%), cifrándose en 595 millones de euros. Así, a pesar de que se registró un mayor número de aperturas de locales que en 2007, la evolución del mercado se vio penalizada por la caída de la facturación media por local.

Las ventas de las bocadillerías contabilizaron un crecimiento del 4,8% en 2008, cifrándose en unos 440 millones de euros. A pesar de que las principales cadenas continuaron con el cierre de locales de cara a mantener los de mayor rentabilidad, el conjunto de las enseñas contabilizó un aumento de la red, que permitió que las ventas crecieran a un ritmo similar al de 2007.

Por último, las ventas de otros establecimientos, que venían registrando tasas de crecimiento de dos dígitos en los últimos años, experimentaron en 2008 una sensible desaceleración, motivada por el menor número de aperturas. Así, el valor de este mercado se cifró en 300 millones de euros, un 5,3% más que en 2007.