César Soariano, arqueólogo de la Unidad Ejecutora Naylamp, dijo que en ese lugar, situado a unos 800 kilómetros al norte de Lima, se desarrolló un Estado de administración aristocrática que administraba todo el valle y cuya presencia militar fue imponente.

En declaraciones citadas por la agencia estatal Andina, Soriano explicó que la ciudadela tiene celdas y lugares de sacrificios humanos, cuyos restos eran lanzados al precipicio.

El arqueólogo remarcó que estas fortificaciones son de gran importancia para conocer el "eslabón" del desarrollo cultural después de la extinción de la cultura Moche, en los años 700 de nuestra era, y al extenderse la presencia de la cultura Wari en esta zona, entre los años 700 a 1200.

"Es la primera vez que se determina la presencia de esta cultura que se expandió desde el sur de nuestro país", acotó Soriano.