Cerca de 5.000 vigueses han visitado ya la exposición "Los murales de FARO" que se exhibe en la sala de exposiciones de la Estación Marítima de Vigo hasta el próximo 21 de diciembre. A esta cifra hay que sumar los más de 300 escolares que han pasado por la muestra en las distintas visitas guiadas para colegios llevadas a cabo hasta la fecha. Estas visitas, que organiza el diario decano, tienen como finalidad que los niños descubran las peculiaridades de los 28 murales artísticos que conforman esta exposición y que proponen al visitante un viaje en el tiempo para conocer cómo era la vida social y cultural de Vigo a principios del siglo pasado.

Dos guías acompañan a los escolares en esta visita y les explican los detalles de cada mural, restaurados por el propio periódico, pero además, los niños reciben un obsequio conmemorativo de la visita. Además, se convierten en protagonistas de la portada del día de FARO. Los grupos, como recuerdo, se llevan la portada ficticia del periódico con una fotografía de su visita encabezando los titulares. Además, todos los grupos dejan su firma en el libro de visitas de la exposición.

FARO ha invitado a todos los centros educativos de la ciudad para que participen en esta actividad y muchos ya han pasado por la Estación Marítima. Para las próximas semanas, están cerradas visitas para más de 600 alumnos. Además, para facilitar el desplazamiento de las visitas organizadas, Vitrasa colabora desinteresadamente con FARO.

"Los murales de FARO" está abierta a otros colectivos interesados en participar en las visitas organizadas. Para cerrar citas de visitas, sólo hay que concertarlas en el 986 44 15 71.

"Los murales de FARO" reúne casi una treintena de anuncios sobre productos tan diversos como los medicamentos y reconstituyentes, hoteles y balnearios termales, transportes por tierra y mar, empresas y tiendas, bebidas como el agua natural y el champagne, fábricas de toda índole... que se publicitaban de esta forma. Eran los paneles publicitarios de principios del siglo XX, realizados en azulejo y que hoy, un siglo después, constituyen un recorrido por la historia de la ciudad y de sus habitantes, a través de las cosas que demandaban.