C. de B.  Vigo

Un día como hoy, hace 155 años, aparecía el primer ejemplar de FARO_DE_VIGO. Todos los periódicos que se publicaban en aquella fecha han desaparecido, por lo que FARO es desde hace cuatro lustros el decano de la prensa española. Es un honor que comparte con los vigueses y con todos los gallegos. FARO llega a esta edad en plena lozanía, como líder del Sur de Galicia, con una difusión que lo sitúa entre los grandes diarios regionales y con una audiencia de trescientos mil lectores. Es un modelo de la fortaleza de la prensa escrita.

FARO, el periódico por antonomasia de los vigueses, está de aniversario. De forma ininterrumpida, con las excepciones de breves periodos de huelga de la prensa viguesa, como ocurrió en 1905, cuando salieron los tres periódicos que se editaban en la ciudad en un solo ejemplar con la triple cabecera ( "FARO, La Concordia y Noticiero. Diarios de Vigo"), con el lapso del arranque de la guerra civil, que lo tuvo una semana sin aparecer, entre el 19 y el 27 de julio de 1936, u otros conflictos laborales o por interrupciones episódicas, FARO nunca faltó en 155 años a la cita con sus lectores.

Por eso ostenta el honroso título de Decano de la Prensa Española, que heredó de otra gloria del periodismo hispano, también con nombre de ciudad en su cabecera, "Diario de Barcelona", desaparecido del mercado como tantos miles de publicaciones en este largo siglo y medio.

Todos los periódicos que existían en el país cuando nació FARO, el 3 de noviembre de 1853, han desaparecido. Por aquel tiempo, los periódicos surgían y desaparecían con enorme celeridad. La historiadora María Cruz Seoane refiere que, "según El Tribuno (1853-1855), en 1853 se publicaban en España 123 periódicos, 71 de ellos en Madrid, de los que 13 eran diarios. El resto se repartía desigualmente entre provincias. Decía "El Tribuno" que correspondía a Madrid un periódico por cada 4.200 habitantes, y a las provincias, uno por cada 260.000". Aunque algunos de esos periódicos madrileños también llegaba a provincias.

Todas aquellas cabeceras, madrileñas o de provincias, han dejado de existir. Por eso FARO es el periódico vivo más antiguo del país.

Los fundadores

Es evidente que ninguno de los ilustrados fundadores de FARO -el jurista Carvajal Pereira, el impresor Ángel de Lema, el poeta José María Posada Pereira, el alcalde Joaquín Yáñez- podría imaginárselo ni en el más increíble de sus sueños.

Vigo, que había recibido el título de ciudad tras la gesta de expulsar a los franceses, en 1809, era un pueblo de pescadores de aproximadamente seis mil habitantes, escasamente interesados por la lectura. De hecho, abundaban los analfabetos.

Como contraste, existía un grupo de ilustrados, como el médico Nicolás Taboada Leal, que había escrito en 1843 la "Descripción topográfico e histórica de la ciudad de Vigo", es decir, la primera historia de Vigo, que es también la primera historia de las ciudades de Galicia, que imaginaba que su ciudad tenía un enorme futuro que conquistar, a partir del potencial humano y los recursos que le había otorgado la naturaleza: una ría incomparable y un puerto natural como existen pocos en el mundo.

Nace el periódico

Para explotar esas posibilidades, pensaron que el mejor instrumento era un periódico donde expresar las ideas, exponer las necesidades y crear una opinión pública que empujase a favor para conseguir los objetivos. Y el principal era la llegada del ferrocarril.

Ese proyecto echó a andar un jueves, 3 de noviembre, cuando la primitiva prensa de Ángel de Lema y Marina, similar a las de Gutemberg, imprimió unas docenas de ejemplares de la publicación de cuatro páginas que se llamaba FARO_DE_VIGO.

Milagrosamente iría apareciendo dos veces por semana sin interrumpir su publicación, hasta que en 1879 se convierte en diario, mientras otros periódicos gallegos, que ya existían con anterioridad, o fueron apareciendo con posterioridad, dejaban de publicarse.

Esta sinopsis histórica pone de relieve, y puede decirse sin el menor complejo, que cuando se habla del futuro de los periódicos impresos desde el pedestal de FARO_DE_VIGO, se habla con conocimiento de causa.

Todas las generaciones de empresarios y periodistas que pasaron por el periódico se vieron acosados por peligros que amenazaban su supervivencia, y no fueron ajenos a los riesgos que en todo tiempo acechan a una empresa periodística.

Con carácter casi cíclico, FARO tuvo que enfrentarse a alguno de estos peligros: de tipo económico -lo más duro se produjo en los primeros años, cuando era un proyecto altruista, y aún no diera el salto a empresa periodística-; político -cuando recibió apercibimientos de cierre de gobiernos y autoridades de diversa índole-; presiones populares -cuando arrostró campañas para que no se comprase el FARO, como tras los tristes sucesos de Carral (Tui), en los que murieron varios campesinos- o profesionales, por cuestiones tecnológicas o de competencia.

La competencia

Cuando FARO no había cumplido los veinte años, ya tuvo que afrontar la primera modernización, porque tenía la competencia en casa, en Vigo. Un pariente de los Lema, familia que ya había adquirido la propiedad del periódico, fundó "La Concordia", un periódico rival, que fue el primero que en Vigo se convirtió en diario, cuando FARO sólo salía dos días a la semana. Para contrarrestar este embate, FARO comenzó a publicarse tres veces por semana, pero pronto debió rendirse a la evidencia de que con esta frecuencia de aparición perdía mercado, y tuvo que hacer un gran esfuerzo empresarial para equipararse a su rival.

La competencia, en este caso, demostró que era beneficiosa. FARO compró una moderna máquina de impresión (la minerva), introdujo nuevos servicios informativos y cambió el formato del periódico, que ganó en tamaño y contenidos. Era el salto que necesitaba para convertirse en empresa, ya que incrementó su red de distribución de ejemplares y comenzó a ser el gran soporte para la publicidad comercial de una ciudad que crecía con fuerza a medida que su puerto recibía cada vez más tráfico de mercancías y pasajeros.

La clave de la supervivencia

La clave de la supervivencia de FARO, pese a la competencia que ha ido surgiendo a lo largo del tiempo -primero con "La Concordia", a principios del pasado siglo con "El Independiente", "El Noticiero" y otros, en 1924 con "El Pueblo Gallego" de Portela Valladares, y también en los años veinte con el intento de "Galicia", impulsado por los galleguistas y dirigido por Valentín Paz Andrade-, está en haberse renovado en cada momento, tecnológicamente e informativamente. En 1912 con la compra de la primera rotativa, y a partir de entonces con modernos elementos de impresión. En 1987, un año después de que se integrase en Prensa Ibérica, con la incorporación del Atex, FARO introduce el primer sistema informático redaccional que hubo en la prensa gallega.

Las nuevas tecnologías no fueron obstáculo para el crecimiento del periódico. La llegada del cine a Vigo, en el año 1894, es acogida informativamente como una noticia más, y su implantación, con la apertura de salas cinematográficas no sólo no repercute negativamente, sino que tiene efectos positivos. Los cines serán magníficos clientes de la sección publicitaria de FARO.

La radio llega a Vigo con timidez, en los años veinte, y en su desarrollo nunca se vio un peligro para el crecimiento del periódico. Fue un medio informativo complementario, con un estilo distinto de comunicación. Cuando se universaliza el transistor se piensa que puede ser un rival de la prensa, pero no ocurrirá.

La llegada de la televisión a Vigo, en los años sesenta, tampoco es considerada como una amenaza para la supervivencia de los periódicos, y en concreto para FARO, que basa su fortaleza en la información local y regional.

Agoreros del periodismo

Es cierto que desde los años sesenta, algunos teóricos de la comunicación, han augurado todo tipo de desgracias para el periodismo escrito y, en particular, para los periódicos, que serán borrados de la faz de la tierra por las nuevas tecnologías de la comunicación y los novedosos soportes que irán apareciendo.

En la agencia EFE, en 1980, el que fue considerado gran invento informativo, que iba a arrasar en el mercado, era el teletexto. Los delegados de la agencia, y los comerciales, tenían la misión de colocar aparatos de teletexto -una especie de pequeñas pantallas de televisión- en todo tipo de lugares públicos: aeropuertos, hospitales, estaciones de autobuses o ferrocarril, centros escolares... El teletexto, que pasaba constantes resúmenes de las últimas noticias que facilitaba la agencia, era el hallazgo que atendería todas las demandas... Un cuarto de siglo después es una antigualla, de cuyo nombre apenas se acuerda nadie.

El que podría definirse como ultimo gran peligro que amenaza a la prensa escrita es el periodismo on line o informático. Y como el mensaje es el medio, que decía McLuhan, el peligro estará en internet o en los teléfonos móviles, que empiezan a convertirse en el soporte de comunicación más extendido.

Desde hace décadas, en los aledaños de los periódicos, se comenta con ironía un tanto macabra a propósito de la sección necrológica: las esquelas son un complemento publicitario, pero por cada esquela que se inserta se pierde un lector. Un lector que no se recupera nunca.

Ahora, suele decirse que ya no se incorporan lectores nuevos al periódico, que los jóvenes no leen papel si tienen que pagar, que los nuevos lectores buscan otro tipo de soportes: los periódicos gratuitos, pero sobre todo internet. La mayoría son lectores on line.

No son ciertos esos ejemplos. Lo demuestran las cifras de ventas. Hace veintitantos años, la difusión de FARO era inferior a la actual, cuando el mercado periodístico no estaba tan saturado como ahora, por que la tecnología estaba menos desarrollada y las comunicaciones viarias eran deficientes y dificultaban la llegada de los periódicos de la competencia, fueran nacionales o regionales. Los últimos datos de OJD otorgan a FARO una difusión en torno a los 41.000 ejemplares, cifra que consiguen muy pocos periódicos regionales. Y de los años ochenta a ahora han habido muchas esquelas y se han incorporado muchas oleadas de jóvenes a la sociedad gallega.

Lectores desde niños

En el territorio de nuestro periódico suele escucharse con frecuencia esta frase: "Yo aprendí a leer en FARO_DE_VIGO". No es literalmente verdad, pero es sin duda alguna cierta metafóricamente hablando. Son muchos, miles de personas, que desde que nacen han visto en sus casas el FARO, por eso pueden decir que han aprendido a leer en él. Y siguen siendo muchos miles los que han visto, ven y leen FARO en el hogar paterno desde su infancia. Estos son ya el presente, pero sobre todo, los que garantizan el futuro del periódico publicado en papel, porque se lo transmitirán a las nuevas generaciones de vigueses y gallegos del Sur de Galicia que es el territorio natural de FARO, desde que en 1881 quedaron unidas por ferrocarril Vigo y Ourense, y los lectores de todas las villas y pueblos que recorría el tren recibían con prontitud los ejemplares del periódico.

Por tanto, desde el argumento de autoridad de la experiencia, y desde los 155 años de FARO, y su carácter de medio de comunicación de referencia, creador de opinión pública, que ha contribuido a formar la identidad de los vigueses, puede decirse sin temor a equivocación que a Faro, periódico de papel, le aguardan muchos años de historia. Y aunque desde hace una década se difunda a diario la web o edición digital de FARO, por cierto con gran éxito, con más de un millón de visitas al mes, el periódico escrito sigue siendo el soporte informativo líder en el Sur de Galicia, con aproximadamente 300.000 lectores diarios, según los datos de EGM.

Por tanto, hay que menospreciar a los agoreros -algún gurú ya predijo hace algún tiempo que a la prensa le quedaban diez años-, porque el futuro de los periódicos es brillante, especialmente los locales, siempre que se basen en la calidad, en la independencia informativa, en las apuestas tecnológicas y, sobre todo, en las sinergias que otorgan los grupos empresariales fuertes. Es el caso de FARO y los periódicos de Prensa Ibérica, grupo al que pertenece desde el año 1986.

El lector será más exigente, de mayor cualificación; la clientela del periódico será una cierta élite que está dispuesta a pagar por un producto que le exige tiempo y concentración. Un lector que pide a su periódico fiabilidad, calidad, información en profundidad y diferenciada. Un plus que no aportan los demás medios.

El viejo pisotón -todavía válido- tendrá menor interés, porque con las modernas tecnologías, otros soportes informativos -la radio, internet, incluso la TV, las agencias-, "fusilarán" y transmitirán de inmediato esa noticia, incluso antes de que el periódico que la adelanta llegue a manos de los lectores. Pero el periódico, FARO, aportará la esencia de la noticia.