Tal y como él deseaba, de una manera tranquila; sin espectáculos ni tragedias, dijo ayer adiós el médico vigués Carlos Cristos. Afectado por una enfermedad terminal, el doctor plasmó su lucha por la vida en el documental "Las alas de la vida", que ha recibido numerosos premios en toda España desde su estreno.

Cristos residía junto a su mujer y su hija en Mallorca, isla a la que ayer se desplazaron sus hermanos. El cuerpo del médico será incinerado hoy y, más adelante, su familia y amigos cumplirán su deseo de esparcir sus cenizas en la costa pontevedresa a la que él tanto cariño tenía.

Carlos Cristos vino por última vez a su Vigo natal en mayo del año pasado para acudir al estreno del documental. El encuentro con sus padres, ambos de avanzada edad, con sus hermanos, sobrinos, amigos de la infancia y juventud fue especialmente emocionante. Hacía varios años que muchos no le veían ya que el traslado en avión era especialmente complicado debido a su delicado estado de salud. En este encuentro, y a pesar de que lo avanzado de su enfermedad, mostró tanto ante su familia como ante el numerosísimo público que acudió al estreno, la mejor de sus sonrisas, que a nadie dejó impasible.

Cristos tenía 51 años y hace siete fue diagnosticado de atrofia sistémica múltiple, una enfermedad sin tratamiento, invalidante y mortal. Médico como su padre -nieto del arquitecto Jenaro de la Fuente- y como su mujer, Carmen Font, conocía desde el primer momento la evolución que tendría su enfermedad y el grado de dependencia total al que le llevaría. Aún así, decidió llamar a su amigo, el cineasta Toni Canet, y pedirle que filmara su evolución para ayudar a otras personas a afrontar una situación como ésta.