Los furanchos de Pontevedra y comarca han abierto ayer sus puertas a un paso de la entrada en la fase 3 de la desescalada. Estos establecimientos reclaman a la Xunta que se les permita recuperar el tiempo perdido al estar cerrados por la pandemia y piden que se prolongue el tiempo de apertura hasta llegar a los tres meses para poder dar salida al vino almacenado y recuperar la economía de muchas familias.

Numerosos clientes llenaron las mesas, con las distancias de seguridad exigidas, en furanchos de parroquias pontevedresas como Marcón o Campañó, así como en Marín, Poio, Vilaboa o Sanxenxo.

La Federación de Furancheiros, Loureiros e Viticultores de Pontevedra recuerdan que el reglamento les permite abrir sus puertas hasta el 31 de julio, lo que supone grandes pérdidas para el sector.

Por ello, solicitan a la Xunta que les permita abrir durante tres meses a contar desde junio para que estos locales puedan dar salida al excedente de vino que tienen en las bodegas.

Apuntan que apuestan por el diálogo, en especial con la Xunta, que es la administración que tiene competencias en esta materia, para así paliar los problemas que tienen muchas familias del rural de esta comarca. Abogan así por defender "el derecho de supervivencia de las familias afectadas", que han visto mermada su economía durante estos meses con el cierre de sus establecimientos.