Las horas que le deja libres ayudar a sus hijos a sacar el curso escolar desde casa, son invertidas por Ana Isabel Pérez en fabricar pantallas faciales de seguridad. Desde su domicilio de Monte Porreiro, esta auxiliar de enfermería ha decidido ayudar a combatir al coronavirus elaborando pantallas y mascarillas para quien las necesite y de forma desinteresada.
- ¿Por qué empezó a hacer pantallas?
- Mi marido trabaja en el transporte y en los primeros días de todo esto no tenía protección para salir a trabajar. Como equipos no hay muchos y tampoco había donde comprarlos, decidí hacer yo tanto mascarillas como una pantalla facial para él. Como vi que no son muy difíciles de hacer, me puse a hacer más y llamé a la Policía para preguntar si las necesitaban. Me respondieron que todo lo que pudiera donar sería bien recibido, así que me puse a hacer pantallas y les doné unas noventa, o así. Después me acordé de mis compañeras que están trabajando en ayuda a domicilio, que tampoco tienen mucho material, así que las hice para ellas también. Yo estoy en excedencia. En ese momento se me ocurrió proponerle a mi empresa que si me facilitaba más material yo haría más equipos sin problema. Y así lo hicimos: Mi empresa me compró el material y me lo envió a casa, y yo seguí haciendo pantallas.
- ¿Solo las hace para la Policía y para sus compañeras?
- No, a la Policía le entregué las primeras y ellos las distribuyeron como quisieron. Después, otra gente que se enteró de lo que estaba haciendo y me pidió alguna más. Y también se las hice, sin problema.
- ¿Cuántas lleva?
- Hasta ahora he hecho unas 250 pantallas aproximadamente. Al principio también hice unas cincuenta mascarillas, pero no hice más porque no tengo máquina de coser. Las hice a mano, pero me di cuenta de que quien tiene máquina puede hacer muchas más y más rápido que yo, así que seguí con las pantallas que no las hace mucha gente.
- ¿Y el material?
- Con las primeras tenía yo plásticos en casa. Después, las primeras láminas me las facilitó una chica que trabaja en una librería, que me hizo un precio especial porque sabía que eran para hacer pantallas de protección, así que también quiso colaborar aportando las láminas sin ganarle nada. Y también mi empresa me envió material.
- ¿Alguien se ha sumado a su iniciativa?
- Cuando mis vecinas veían que no salía a charlar un rato con ellas desde la ventana tras los aplausos de las ocho, se preocuparon por mí y me preguntaron si me pasaba algo, que por qué no salía. Al explicarles lo que estaba haciendo se animaron también a colaborar, en este caso haciendo mascarillas porque algunas tienen máquina de coser. Las puse en contacto con gente que ya las estaba haciendo.
- ¿Cuánto cuesta hacer una de sus pantallas ?
- Muy poco, unos céntimos. Una lámina cuesta 10 céntimos y la goma la compras por metro y también te sale unos céntimos por pantalla, o sea que muy poco, porque la mano de obra en este caso no se cobra, que lo hago gratis. También es cierto que no son homologadas, no son de las mejores, pero es mejor que nada.
- ¿Cómo hace para repartirlas?
- Yo no salgo de casa. Las primeras que hice para la Policía vino la propia Policía a casa a buscarlas. Las que hice para mis compañeras de trabajo vino una compañera a recogerlas.
- ¿Ahora que el estado de alarma se ha prolongado, va a seguir?
- Si, pero también voy a hacer algo más. Seguiré haciendo pantallas si se necesitan, pero ahora también voy a hacer protecciones para las piernas para mis compañeras. Es un protector que va desde la rodilla hasta un poco más abajo del tobillo. Unas compañeras están haciendo las calzas, lo que sería el zapato, y yo hago la pernera. Lleva unas gomas para ajustarse y protegen la ropa de las compañeras de ayuda a domicilio. Estas las hago con los protectores plásticos de las camas. Las estoy haciendo con el material que tengo yo, si a alguien le interesa que se las haga tendrían que facilitarme los plásticos, porque yo no tengo más material en casa. Esto es una colaboración entre todos.
