Vestidos de domingo. "Fue la consigna por el grupo de WhatsApp así que nos pusimos todos de boda", explica Carlos Montero, vecino de la calle Arzobispo Malvar y uno de los que conspiró con los demás residentes para sorprender a Sinda Peón y Ceferino González, dos pontevedreses que se pensaban que en pleno confinamiento nadie se acordaría ayer de su aniversario de boda.

Lejos de ello, sus vecinos sacaron del armario las corbatas, pajaritas, chaquetas y tacones para salir a los balcones y celebrar de ventana a ventana una historia de amor que dura más de medio siglo.

No faltó la marcha nupcial, los carteles de felicitación colgados de otros balcones, el "que vivan los novios" ni el brindis con cava.

"Lo teníamos todo preparado, una fiesta, la iglesia y el cura" para celebrar sus 50 años de casados, explica la pareja al teléfono, pero la alerta sanitaria les obligó a suspender todos los planes. La idea era en un primer momento rememorar con la familia una relación que arrancó cuando ambos tenían 24 años y que se ha completado con dos hijos.

Se conocieron en un baile del Casino Mercantil; "estuvimos 3 años de novios y nos casamos en este mismo día de 1970", detallan, en la capilla de Sanxenxo, de donde es originaria Sinda. Fue un día muy diferente, "de verano, tanto que la gente estaba en la playa", nada que vez con la desapacible jornada de ayer, que no prometía hasta que por toda la calle sonaron canciones de boda.

Y es que lo que menos esperaba esta pareja que encabeza un comercio del centro histórico es que sus vecinos se organizarían en menos de 24 horas para intentar compensarles por la fiesta que tuvieron que aplazar.

La organizó el hostelero Ramón Pedras, Petete, que ejerció de maestro de ceremonias "y fue el que nos animó", indican los vecinos. Éstos ganan día a día experiencia en estas colaboraciones dado que celebran una animada verbena con la que se animan a quedarse en casa y mantenerse fuerte, como el amor de Sinda y Ceferino.