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Tambo sucumbe al abandono

La degradación de la isla pone en riesgo su patrimonio natural e histórico

Una capilla del siglo XVII en la isla de Tambo. // Gustavo Santos

Diecisiete años después de que cesase su uso militar y dos desde que el Concello de Poio aprobase en sesión plenaria la solicitud de desafectación y transmisión de titularidad, la isla de Tambo sigue en manos de la administración central, y en concreto del Ministerio de Defensa. Los defensores de la isla entienden que el Estado desoye las peticiones de transferencia a la vez que incumple sus obligaciones de mantenimiento de la isla, según denunciaron una y otra vez colectivos vecinales y agrupaciones políticas como En Marea o el BNG, tanto en el Parlamento de Galicia como en Bruselas.

Piden la cesión del usufructo a una administración cercana, bien la local o bien la autonómica, lo que facilitaría el cuidado de la isla y la conservación de su patrimonio, tanto natural como histórico. Incluso se abordó en su momento la posibilidad de integrarla en el Parque Nacional das Illas Atlánticas. En último caso, los detractores de su vinculación con la administración estatal entienden que de mantenerse ésta, sería el Ministerio para la Transición Ecológica el adecuado para gestionarla, y no Defensa, ya que la isla no tiene uso militar desde 2002. Alegan que la vinculación con Defensa, además de abocar a la isla a un deterioro cada vez mayor, dificulta el uso público.

Actualmente las solicitudes de visitas se realizan a través de asociaciones vecinales o culturales, que las presentan en el Concello de Poio, para que sea éste quién las gestione ante la administración central y, en concreto, es la Escuela Naval Militar de Marín quien las autoriza, realizándose siempre con supervisión militar para que el paseo se limite a las zonas autorizadas. Las visitas estuvieron prohibidas entre 2017 y 2018.

El Estado alegó que se había hecho mal uso de la isla durante una romería mientras que la diputada del BNG Olalla Rodil, denunciaba que se habían paralizado porque alguna de las personas participantes en la misma había llevado una bandera galega con la estrella.

Polémicas aparte, la isla sufrió importantes modificaciones desde que, en el siglo XIX, dejó de estar en manos comunales para pasar a propiedad privada y a día de hoy su patrimonio natural se ve condicionado tanto por la invasión de eucaliptos -que cambiaron totalmente un paisaje hasta entonces carente de arbolado- como de visones. La razón de la presencia masiva de estos carnívoros radica en las sueltas llevadas a cabo hace unos años por grupos animalistas. También llegaron a Ons y Cíes pero allí la plaga fue erradicada mientras que no se hizo nada por atajarla en Tambo y la voracidad de estos animales acabó con la fauna autóctona.

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