El Museo de Pontevedra sumará un séptimo edificio, una construcción de nueva planta cuya ubicación se decidirá en adelante y para la que están actualmente en estudio tres parcelas públicas. Lo anunció en la mañana de ayer el que será el nuevo responsable político de la institución, el vicepresidente de la Diputación César Mosquera, que también avanzó varias medidas para "despolitizar" el emblema cultural, como la creación de un consejo asesor.

El nuevo edificio del Museo se destinará al almacenamiento de materiales arqueológicos y otros cometidos técnicos, de modo que ha de reunir características específicas (un ejemplo sería la posibilidad de emplear grúas en su interior) que hacen descartar, al menos en principio, la rehabilitación.

Esta posibilidad también se deja a un lado por una segunda razón, los tiempos hasta disponer de la futura sede. Así, inicialmente se han barajado edificios como el convento de Santa Clara, si bien "las dificultades de tramitación nos llevarían a unos plazos que preferimos acortar", señaló César Mosquera. Éste afirma en todo caso que "si no fuese tan perentorio" contar con ese nuevo edificio, el antiguo cenobio de las clarisas, hoy desocupado y situado en borde del centro histórico, "sería una buena opción".

Se descarta también por motivos técnicos semejantes y por plazos de tramitación y adquisición (en este caso a la administración central) el edificio de Hacienda, en A Ferrería, a unos metros de las principales sedes del Museo y sin uso desde hace años. En todo caso no se prescinde de la posibilidad de que este gran edificio se incorpore en el futuro a la institución para otros cometidos, posibilidad que "sigue abierta", en palabras del vicepresidente provincial.

Cesar Mosquera incidió en que "todas las semanas entran materiales" procedentes de excavaciones arqueológicas, algunos de ellos pesados, de modo que el Museo necesita con urgencia un edificio de carácter "más industrial" para dar respuesta de un modo práctico a estos requerimientos técnicos de almacenamiento, conservación, restauración, digitalización de fondos etc.

"Lo ideal", explicó el vicepresidente provincial, es que el nuevo edificio esté lo más cerca posible de las restantes sedes del Museo, de modo que una de las posibilidades apuntadas fue la parcela municipal de Tafisa, cedida actualmente a la Universidad para la hipotética construcción del edificio de Bellas Artes.

En cualquier caso, la idea es que la que será la séptima sede esté "cuanto más cerca mejor" de las restantes por evidentes motivos operativos, aunque otras instituciones culturales presionadas por la falta de alternativas y los especiales requerimientos de este tipo de instalaciones hayan optado por polígonos industriales para ubicar sus almacenes y talleres.

En su primera comparecencia como nuevo responsable del Museo, César Mosquera también anunció la inmediata reactivación de la restauración de los edificios centrales. Se trata del García Flórez y el Castro Monteagudo, ambos en la plaza de A Leña, que permanecen cerrados desde hace años y presentan "dificultades estructurales muy serias", recordó el vicepresidente provincial.

Éste ha dado instrucciones para desatascar ambos proyectos. Es, afirmó, uno de los factores que lo motivaron a asumir directamente las responsabilidades sobre el Museo, ya que se entiende que "si las competencias residen en un cargo con capacidad de decisión", como es la Vicepresidencia que ostenta durante el nuevo mandato de Carmela Silva, "debería ayudar" a que las rehabilitaciones saliesen adelante cuanto antes, una tramitación que espera que esté completada en 2021.