La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra, de acuerdo con el veredicto del Tribunal del Jurado, condenó a 17 años de cárcel a José Luis Viéitez como autor de un delito de asesinato y de otro de intento de homicidio por dar muerte a su vecino, José Carlos Álvarez, utilizando una desbrozadora en junio de 2017 en A Cañiza. José Luis Viéitez Alonsotrató también de acabar con la vida de la hija de la víctima.

A la hora de dictar la pena, la Audiencia aplicó a José Luis Viéitez, de 53 años de edad, una eximente incompleta por considerar acreditado que el sospechoso sufría una "limitación parcial de las capacidades psíquicas" cuando cometió los hechos. El imputado también fue sentenciado a indemnizar a la hija del fallecido con 300.000 euros; y, a la mujer, con 150.000 euros, al igual que a su hijo.

El fallo indica que el acusado y su vecino mantenían "muy malas relaciones por conflictos de lindes y el uso de un camino que derivaron en denuncias mutuas". El día de los hechos, el condenado se encontraba con una desbrozadora encendida en el camino por el que mantenían disputas y que pasa por delante de la casa de las víctimas. Sus dos vecinos, padre e hija, salieron de su portal para ir a su cuadra y se dirigieron hacia él. En ese momento, atacó a su vecino con la desbrozadora y, después, a la joven, según informó esta mañana el TSXG. El Tribunal del Jurado considera que el fallecido "no tuvo capacidad de defensa", pero sí su hija.

El jurado destaca que el condenado tiene "un coeficiente intelectual límite" y que había estado a tratamiento psicológico y psiquiátrico. Además, señala que sufre, como consecuencia "de la sostenida situación de hostilidad y conflicto con su vecino, así como de la agresión que sufrió por parte de este en el 2015, un trastorno postraumático que no estaba diagnosticado, pero que le hacía sentir miedo de su vecino". Según se explicó en el juicio, dicho trastorno le llevaba a ver a la víctima "como un gigante y tener pesadillas con él".

Por ello, según la sentencia, "percibió su presencia y la de su hija como una amenaza y revivió el trauma con un estallido de miedo y agresividad que le llevó a reaccionar contra ellos teniendo sus capacidades mentales parcialmente disminuidas, de forma severa la capacidad para controlar sus impulsos y de forma moderada la capacidad para percibir la realidad y actuar en consecuencia".

La Audiencia Provincial, no obstante, no queda justificado que esta afectación parcial grave de sus capacidades mentales fueran de tal entidad como para aplicar una reducción de la pena en dos grados como pedía la defensa, sino que tan solo rebaja la condena un grado. De hecho, el tribunal tiene en cuenta "las múltiples lesiones que presentaba la víctima y su persecución hasta darle muerte" para imponer 13 años de prisión por asesinato (de un máximo de 15) y 4 años por el homicidio en grado de tentativa.