Entre los testigos de las defensas que también declararon ayer se pudo escuchar el testimonio de dos mujeres que formaron parte de Orden y Mandato, una de ellas como consagrada. Esta primera aseguró que vivió "libremente" en todo momento dentro de la asociación de fieles y que se relacionaba de forma normal con su familia y con el mundo exterior, teniendo incluso un trabajo.

Aseguró también que ni Miguel Rosendo ni nadie del grupo le pusieron "impedimentos" en el momento en el que quiso marcharse.

Otra de las testigos aseguró que tuvo relación con la Orden "casi desde que nací", puesto que la llevaban sus padres desde muy pequeña. Nunca escuchó ningún relato de supuestos abusos sexuales, ni tampoco observó a Rosendo realizar rituales extraños o hablar en lenguas desconocidas. También negó que en algún momento le dijeran que formaban parte de un grupo elegido por Dios. De hecho, afirmó que ella acudía a las acampadas o a otros eventos de la Orden pero no a una parte como "las procesiones" y otras ceremonias a las que "no iba". Asegura que nadie la "regañaba" por estas ausencias.

Afirma que "Miguel siempre nos trataba con mucho respeto, como un padre" y que no les exigía sumisión.