La búsqueda de empleo y la difícil situación política de los países árabes ha impulsado en el último año a la población musulmana en la comarca de Pontevedra. La gran mayoría se colocan en los sectores del mar y de las conservas. Los marroquíes siguen siendo los más numerosos en el municipio capitalino, con un interesante incremento en el último año de muchos de ellos llegados desde Cataluña.

Emigran de forma temporal procurando trabajo, pero la imposibilidad de regresar a sus naciones de origen, debido en muchos casos al empeoramiento de la tensión en ellas, les obliga a quedarse a cientos de kilómetros de distancia. Se asientan aquí e intentan, a través de la reagrupación familiar, traer a sus seres queridos. Son los vecinos árabes de la comarca.

"Hemos constatado en este año que somos ya más procedentes de Marruecos que antes; los últimos que han pasado por aquí y que son nuevos en la ciudad vivían hasta hace poco en Barcelona, pero se han ido de allí porque no tenían trabajo", asegura Mohamed Bah, presidente de la Comunidad Islámica de Pontevedra.

Él es el propietario de la única carnicería de la ciudad, Carnicería Salam, en la que se vende carne de animales sacrificados según el "halal", tal y como recoge el Corán, con un corte limpio en el cuello del animal para propiciar su desangrado siempre mirando hacia la Meca. Es por ello que por su negocio siempre terminan por pasar todos los musulmanes nuevos que llegan a Pontevedra.

Según los datos oficiales, en la actualidad hay censados en el municipio 369 marroquíes y en el conjunto de la comarca suman cerca de 800. Teniendo en cuenta a toda la comunidad musulmana, de países de África y Asia, son más de 1.350 en la comarca, aunque según Mohamed Bah, más de 3.000 personas en ella profesan el Islam.

Solo en la capital hay ahora un 63 por ciento más de marroquíes que hace una década, cuando se contaban 226. Sin embargo, solo representan un 0,44 por ciento de la población total del municipio.

La primera comunidad musulmana importante surgió en el concello de Vilaboa, la mayoría marroquíes. Es en él y en el de Pontevedra en los que hay mezquita para la oración.

Actualmente, los sectores en los que más trabajo encuentran son el del mar y las conservas. "Antes era en la construcción, pero desde la crisis no se emplean. En el mar y en las conservas consiguen trabajar, por lo menos, aunque sea de forma temporal", explica el presidente de la Comunidad Islámica pontevedresa.

Las ferias o mercadillos también son una fuente importante de ingreso para los ciudadanos marroquíes. Eso sí, tal y como se puede comprobar en el de los sábados de Pontevedra, muchos de ellos han cambiado las tradicionales alfombras de sus puestos por la ropa y el calzado.

Al igual que ocurre con otras nacionalidades, no todos los extranjeros árabes que viven en la ciudad se encuentran con sus papeles en regla. El flujo de inmigración en las pateras también llega hasta aquí. "Hasta hace pocos meses, en el centro del Príncipe Felipe había muy pocos niños marroquíes menores. Ahora son 17", asegura Mohamed Bah, según los datos que maneja la Comunidad Islámica.

En cualquier caso, Bah destaca que Pontevedra en una ciudad segura y tranquila para vivir, lo que facilita una total convivencia de la comunidad musulmana con el resto de la población.