Pero los problemas no se localizan solo en los edificios, públicos o privados. La calle aún tiene mucho que mejorar. De entrada, hay una queja general para acudir a determinadas playas, y también se insiste ante el Concello para que amplíe el servicio de intérprete de lengua de signos, pero sobre todo se reclama la instalación de "más señalizaciones acústicas (en los semáforos) que indiquen el turno para que crucen los peatones". En la ciudad existen algunos de estos semáforos pero la ONCE reclama muchos más.
La misma organización también alerta de la existente de "veladores en las aceras que no permiten dejar un ancho mínimo libre de paso peatonal de metro y medio". Este aspecto se ha tratado de resolver con la nueva ordenanza municipal de terrazas, si bien la ubicación de las mesas y sillas en las aceras aún provoca molestias.
Otras anomalías en las calles es la "ausencia de franjas de pavimento táctil indicador de botones o de alto contraste cromático para diferenciar la zona preferentemente vehicular de la peatonal". También se detecta "presencia de elementos de urbanización que constituyen un riesgo para el peatón.
