Barro cumple este fin de semana un año de su nueva feria. Y lo hace firmando un balance "más que positivo", como destaca el alcalde de la localidad, Xosé Manuel Abraldes.

El 2 de abril de 2017 comenzó una nueva etapa del mercadillo, que semanas antes había pasado a ser gestionada por el Concello. Y ya en su primer día fue calificado como "éxito total". Ahora, un año después, el regidor destaca que "la normalidad" ha reinado durante estos 365 días iniciales.

"Ha habido normalidad total y es reseñable. Sobre todo teniendo en cuenta los pocos medios con los que contamos. Era un esfuerzo organizativo importante y gracias al esfuerzo de los funcionarios municipales, logramos el reconocimiento y el respeto de los vendedores", añade el regidor.

El nuevo mercadillo de Barro comenzó con 103 puestos y a día de hoy, ya tiene 120. En este momento, el espacio que acoge la feria todas las tardes de domingo está completamente lleno. "Hay algunos puestos en lista de espera porque estamos viendo que la estabilidad es muy alta, de en torno al 90%", expresa Abraldes.

Desde el Consistorio exponen que actualmente hay algo más de 800 metros lineales disponibles. La longitud de cada puesto varía, normalmente, entre los cuatro y los ocho metros. Aunque hay algunos que se salen de esta media.

De este modo, desde el Concello calculan que en un año, apenas han variado entre diez y doce puestos de los 120 totales. "Eso demuestra que los vendedores están contentos, que nuestros trabajadores cumplen y que los clientes acuden", afirma.

Barro no tiene datos sobre sobre el número de visitantes cada día al evento. "Es imposible de calcular. Hay días buenos y otros menos. Depende de la meteorología. El primer trimestre del año siempre es más flojo, pero los últimos domingos que salieron más buenos, ya se notó un incremento", anuncia el alcalde.

Barro cobra dos euros por metro al día, lo que le ha generado en total unos 60.000 euros de ingresos durante este año. "La empresa concesionaria que gestionaba el mercadillo antes hanaba 7.500 euros al año. Es una diferencia sustancial", analiza Abraldes, que explica que el Consistorio ofrece cierta "flexibilidad", ya que si no se puede celebrar un día el mercadillo "se les ofrece descuento por ese día en el pago del siguiente trimestre, que se hace por anticipado".

"Para mí, es un orgullo demostrar a toda la gente del entorno que fuimos capaces de normalizar la situación, evitar cualquier altercado y ofrecer un mercadillo normal, homologable con el resto", analiza Abraldes, que recalca el trabajo de Protección Civil y funcionarios en una organización que "tiene que ser rápida, porque muchos vendedores llegan desde Padrón directamente". Ahora Barro cuenta con dos operarios de una empresa de seguridad que se encargan del control y ya piensa en seguir asentando la feria antes de dar un nuevo paso en su crecimiento.