Hace 15 años, Ana Fernández decidió montar en un bajo de Marín cercano a la Biblioteca Pública que transformó en Escuela de Gastronomía. "Lo hice más por hobby, porque me gusta la cocina y creo en una cocina sana", explica.

Hoy, tres lustros después, su escuela privada es una de las referencias a nivel autonómico y a ella acuden al año cientos de profesionales del sector para recibir las masterclasses de personalidades que ella contrata.

Al principio, la escuela comenzó dándose a conocer a través de la cartelería y, sobre todo, "el boca a boca". Ahora, al igual que la cocina, la reputación del centro le ha hecho estar en mente de muchos profesionales, algo a lo que contribuyen las redes sociales. "Hemos evolucionado, como la cocina", explica Fernández.

La jefa y única encargada de DTER afirma que, de momento, tiene ganas de seguir, aunque no asegura seguir al pie del cañón dentro de tres lustros: "Dependerá de si la cocina evoluciona hacia donde me gusta".