En 1957, como en su Ribadumia natal no había trabajo, Benito Vila Tejo decide emigrar, con 26 años a Argentina, donde ya residía un hermano suyo. Su primer trabajo en Buenos Aires fue como camarero en un hotel y después trabajó de cajero en un banco. Cuando se jubiló ejercía como portero en un edificio. Se casó "por poder", explica, y tuvo una hija. Sus padres también se marcharon para aquel país. La comunidad de gallegos y portugueses en Argentina era grandísima, por lo que su integración fue buena. Benito presidió durante muchos años el Hogar de Ribadumia. Como mala experiencia en el país recuerda un atraco que sufrió en el año 1967, una experiencia que narró a los alumnos de A Xunqueira I. "Venía con el dinero del banco y me pusieron una pistola en el pecho, sigo vivo porque les di todo", asegura. En 2002 la familia decide regresar a España por la mala situación económica del país sudamericano, del que cobra una pensión.
