“Yo no sabía lo que llevaba en el camión, ni lo suponía”. Las palabras son de Agapito Juez Porras, el burgalés afincado desde hace años en Vilagarcía y una de las cinco personas que se sientan en el banquillo de la Audiencia Provincial acusadas por el alijo de 500 kilos de cocaína decomisados en la “Operación Trailer”. Agapito Juez era el conductor del camión en el que se encontró la droga cuando fue interceptado en la A-52 en 2002.

El procesado, que en sus primeras declaraciones en el juzgado de Vilagarcía sí reconoció que “sospechaba” que parte del cargamento pudiera tratarse de droga, negó ayer los hechos y aseguró que desconocía por completo que llevase cocaína en el camión. En su declaración vino a exculpar al resto de los procesados por este alijo al asegurar que ninguno de ellos le encargó el transporte en el que supuestamente iba oculta la droga. Siete años después de los hechos, Agapito Juez aseguró ayer por primera vez que quien contactó con él para realizar este porte fue “un tal Manolo de Cambados”, alías “O Patoco”. Aunque no lo citó expresamente, como “O Patoco” era conocido un supuesto narco cambadés, Manuel Abal Feijóo, que precisamente falleció en un accidente de moto hace tan sólo unos meses en Vilagarcía. Hasta entonces, y su detención se produjo en abril de 2002, el acusado nunca había citado este nombre en sus declaraciones. A respuestas de su abogado, Agapito Juez aseguró que no lo hizo “porque nadie me lo preguntó” y porque los agentes de Aduanas le pidieron que “no diera nombres hasta que ellos me lo dijeran y que entonces me ayudarían” ya que querían pillar al dueño de la droga “con algo más grande”.

Este procesado cree que pudo ser víctima de “algún engaño” y que quizá lo utilizasen como un señuelo para introducir “un alijo más grande por otro lado”. Asegura que fue eso mismo lo que le dijo uno de los agentes de Aduanas que lo detuvieron y que por eso él pidió que se analizasen todos los paquetes que supuestamente contenían la droga, ya que desconfiaba de que todos fueran de cocaína.

Asegura que el transporte en el que fue interceptado el cargamento fue un viaje en dos portes que realizó por fuera de la empresa para la que trabajaba. Una parte del transporte eran bovinas de papel de embalaje y la segunda carga fue la que introdujeron en el camión el “tal Manolo de Cambados” y sus hombres en Ribadumia, sin que él viera ni supiera de qué se trataba, según su propia declaración.

Cuando fue detenido junto a él viajaba en el camión otro de los procesados, Julián Guerrero Iglesias, a quien el fiscal acusa de ser un hombre de confianza del verdadero organizador del transporte: el catalán Óscar Torres Torres, también acusado en el proceso. En el juicio, Agapito Juez declaró que a Julio Guerrero apenas lo conocía de haber entablado amistad “por casualidad” con él en algún bar y que, también “por casualidad”, lo recogió aquel día cuando hacía autostop en Pontevedra.

Óscar Torres y Agapito Juez fueron los únicos que respondieron a las preguntas del fiscal. El primero reconoció haber estado en Pontevedra al tiempo que se produjeron los hechos pero para visitar a una amiga con la que mantenía una relación, sin embargo negó conocer o haber mantenido alguna reunión con el resto de los acusados. El fiscal cree que él fue quien encargó a otro de los acusados, Ignacio González Lombardía, la organización del transporte de la droga entre O Salnés y Cataluña y que este último a su vez contactó con Agapito Juez y con su jefe Antonio García. El fiscal solicita una pena de 13 años y medio para cada uno de ellos.

Exculpó a su jefe y le pidió perdón por hacer “un porte por fuera”

En su declaración ante el magistrado, Agapito Juez Porras aprovechó para “pedir perdón” al que era su jefe en la empresa de transportes, Antonio García Pérez, quien también figura como acusado. Juez Porras aseguró que el porte en el que se encontró la droga lo hizo “por fuera de la empresa” y que por esta “deslealtad” le pedía disculpas. Antonio García, que respondió sólo a las preguntas de su abogado, coincidió que fue un porte que hizo Agapito Juez por su cuenta, quien tenía “total disponibilidad” del camión de la empresa.

Dos veces “pillado”

Agapito Juez reconoció que en 1996 fue detenido a bordo del buque “Anita” que llevaba a bordo 1.000 kilos de cocaína. En 2002 hacía poco más de un año que había salido de la cárcel por estos hechos y cree que sus antecedentes pudieron contribuir a que fuese la víctima de una “trampa”. “Sólo me he visto en este trance dos veces”, dijo, “y las dos veces le han pillado”, le espetó el fiscal, a lo que él respondió que “sí”.

No se reconocen en las escuchas

Buena parte del interrogatorio la ocupó la audición de las cintas de las escuchas realizadas a varios de los acusados. El fiscal cree que en ella se utiliza una especie de jerga para referirse al transporte de la droga cuando se habla de acudir a una boda que cambian continuamente de día de celebración y que a veces se convierte en una comunión. Agapito Juez dijo no reconocer su voz en las grabaciones y Antonio García e Ignacio González se acogieron a su derecho a no declarar. La vista prosigue hoy en Pontevedra.