Un comerciante de la calle César Boente de la capital se enfrenta a una imputación de desobediencia grave por romper el precinto judicial que había colocado la policía una hora antes y enfrentarse a los agentes que le apercibieron de la gravedad de su actuación, según confirmaron fuentes de la Comisaría y la Jefatura Local respectivamente.

El inmueble en el que se encuentra el establecimiento comercial amenaza ruina, según dictaminaron los técnicos municipales, motivo por el cual el Concello de Pontevedra dictó en su día una orden de desalojo para garantizar la seguridad de las personas y de los bienes, que fue ignorada en varias ocasiones por el comerciante ayer detenido, Manuel Barcia Domínguez. Fue una actuación idéntica a la realizada con otros inmuebles de la misma calle.

El Concello acabó dirigiéndose a un Juzgado de lo Contencioso de la capital para que ordenase el precinto del establecimiento, por lo que ayer la Policía Local se dirigió por la mañana a la tienda de ropa "Barcia" y le conminaron a que abandonase el local.

Ante su negativa pasadas las tres y media de la tarde, una patrulla de la Policía Local se personó en la calle César Boente para ejecutar la orden judicial y precintar el establecimiento.

Según informan fuentes policiales, una hora más tarde acudieron a inspeccionar el precinto y se encontraron que había sido roto, la tienda estaba abierta al público y sus propietarios se encontraban en el interior.

Rifirrafe

Al ser apercibido por los agentes municipales de la gravedad de su actuación e insistirle que era mejor que depusiese su actitud, se produjo un violento y desagradable rifirrafe verbal tal como atestiguaron varios comerciantes y vecinos de la zona que se acercaron al negocio a ver que estaba ocurriendo.

Finalmente Manuel Barcia fue detenido y conducido la comisaría de la capital. Allí permaneció varias horas, se le tomó declaración y abrieron las oportunas diligencias para su puesta a disposición judicial por un supuesto delito de desobediencia grave.