Estamos ante un "conflicto irreal" y promovido "exclusivamente por "el representante sindical y afiliados de CC.OO" que tiene como objetivo "distorsionar la realidad para confundir a la ciudadanía, con una visión catastrofista del normal funcionamiento del servicio". Es la tesis que ayer sostuvieron los delegados de UGT, Juan José Graña; de CSI-CSIF, José Luis García Couto y de CIG, Beatriz Barros y que evidencia la fractura existente en el parque de bomberos de la capital.

Los tres portavoces sindicales negaron las recientes denuncias públicas de 15 bomberos, con el delegado de CC.OO y cabo Vicente Ferrería al frente, sobre la "quiebra" de confianza entre el jefe y la plantilla por supuestos "trato de favor", el "caos organizativo" del servicio, las graves carencias de personal y déficits de material y averías.

Para los tres portavoces sindicales que ayer salieron a la palestra las declaraciones de sus compañeros están "llenas de falsedades" y reflejan la "práctica de un sindicalismo rancio e intolerante, falto de honradez, sentido común y respeto a la jefatura del servicio y omisión de la opinión de los demás trabajadores".

Nuevas incorporaciones

Juan José Graña defendía ayer que el servicio de bomberos objetivamente "ha mejorado en los últimos años", pues ahora cuenta con más hombres y más vehículos. Recordó que la oferta pública de empleo de este año contempla la incorporación de nuevos efectivos, que el concejal de Personal, José Antonio García Lores, cifró en once: dos plazas de bomberos, ocho de bomberos-conductor y una de cabo. La convocatoria de estas vacantes está pendiente de la aprobación de los presupuestos municipales de 2008.

Para los tres delegados sindicales que ayer comparecieron ante la opinión pública, el meollo del conflicto se encuentra en la designación de José Luis García Couto como telefonista permanente por "motivos de salud" y las supuestas "aspiraciones al puesto de mando del cabo Ferrería", que el propio García Couto calificó de "legítimas" aunque no ha cualquier precio. Ese precio sería, según el análisis que hace, despretigiar personal y profesionalmente al jefe - "cuestionando su honradez y honorabilidad"- y a todo el cuerpo de bomberos y "creando problemas en donde no los hay".

Primera persona

García Couto, delegado sindical de CSI-CSIF y beneficiaro del supuesto "trato de favor" del sargento-jefe Francisco Lage explicó su peripecia personal: los problemas de salud que lo mantuvieorn nueve meses de baja y que motivaron la propuesta de reuibicación como telefonista para, a continuación, contextualizar el conflicto.

"El follón es lo importante y yo soy la excusa" indicó García Couto, quien indicó que desde el año 1973 se asigna al mismo puesto que ahora él ocupa a los bomberos con "deterioro físico". "¿Cual es el problema?" se pregunta y responde: "Que me asignaron al turno de Vicente Ferrería y a un puesto que ocupaba habitualmente su cuñado. Ese es el problema, ese y que yo soy delegado del CSIF, pues en los otros tres turnos no hay problemas con los telefonistas".

Se da la paradoja, añade García Couto y corrobora Graña Novegil, de que "es la primera vez que CC.OO pide que se baje el sueldo a los funcionarios cuando ejercen de telefonista, olvidándose de que hace aproximadamente seis meses defendía que le subieran el sueldo a su cuñado y a su hermana, que también es telefonista en la Policía Local alegando que todos cumplen su función en el servicio".