El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, ha puesto nombre y apellidos a la persona que cree culpable de la ruptura interna en el grupo municipal de DO y que ha puesto en peligro la gobernabilidad de la ciudad. Señala al portavoz, Miguel Caride, como promotor esta rebelión y recuerda que sigue en pie el pacto de gobierno con el PP: "Este desagradable incidente no lo va a frustrar", afirma. Reitera su compromiso con Ourense y dice que será "al final del mandato", cuando la ciudadanía valorará su gestión.
Es "llamativo", dice en relación al comunicado atribuido a los cinco díscolos, que solo lleve una firma: "Se ignora quien lo suscribe realmente, lo cual es una muestra más del peculiar modus operandi del señor Caride, que pretende hacer creer que su opinión es la de la totalidad de los concejales del grupo de DO". Con independencia de esto, el regidor afirma que el mensaje de los críticos "es un ejercicio de cinismo consumado y retórica vacía". Se refiere a las acusaciones de presuntas irregularidades económicas en la financiación de DO que este grupo ha trasladado a la Fiscalía. Explica Jácome que la entrega de dinero al partido por parte del personal eventual son "donaciones voluntarias de algunos miembros del staff de la alcaldía, una práctica perfectamente legal y normal en todos los partidos. El resto es palabrería hueca".
También reprocha a Caride que le acuse a él de opacidad pero no haga público el contenido del escrito presentado en Fiscalía para conocer el detalle de la denuncia. En esta línea, el alcalde pide al portavoz de los críticos que explique por qué presentó dicho escrito antes de oír sus explicaciones en la reunión que tuvo lugar el jueves 27 en el Hotel Princess.
Sostiene Jácome que Caride buscaba su dimisión desde el inicio de esta crisis "alegando supuestas denuncias ya en marcha por parte de terceros". A la vista del fracaso, añade, "decidió fabricar él mismo esas diligencias. Su máximo interés es buscar mi dimisión, una vez que conoció que la Ley Orgánica de Régimen Electoral impide computar los votos de los concejales de DO en una eventual moción de censura contra el alcalde".
En este sentido, Jácome ve "incomprensible, por desproporcionado", que la sospecha de la existencia de posibles irregularidades, "dé lugar a una reacción tan exagerada como la de provocar una crisis de gobierno de estas dimensiones". De existir algún problema, añade, "lo lógico es resolverlo internamente, asegurándose antes de que existen esas irregularidades y determinando su alcance real, y no embarcarse en una incierta aventura poniendo en riesgo la gobernabilidad de la ciudad".
Respecto a las acusaciones de autoritarismo y opacidad que los críticos dirigen contra el alcalde, Jácome recuerda a Caride que "las competencias que se le delegaron siguen siendo, en realidad, competencias propias del alcalde, que puede y debe supervisar su ejercicio y ante el que rinden cuentas sus concejales delegados, y no al revés".
