Eran las dos de la madrugada cuando el teléfono sobresaltó a María Digna Constenla con una noticia por la que llevaba aguardando cerca de dos años. Había un riñón para ella de un hombre de 60 años que falleció por un traumatismo craneoencefálico. "Sentí inquietud porque no sabes qué va a pasar. Al día siguiente tenía que ir a diálisis a las 8, estuve dos horas y después me fui al hospital de A Coruña. Mientras esperas a bajar a quirófano lo vives con angustia". Hoy es el día mundial de la donación de órganos y esta mujer de 69 años natural de A Estrada, residente en Ourense desde 1979, ganó una vida nueva. "La donación es muy positivo, a mí me mejoró la vida. La diálisis, a la que iba de 8 a 12, no me dejaba hace nada todo ese día. Además, aunque a ti te vaya bien, ves que a otros no tanto y eso generaba impresión y angustia. Ahora hago de todo en casa, camino o voy a la compra. Nunca estás libres de un rechazo pero no puedes pensar en eso. Desde que me transplanté no he tenido ningún problema y, de momento, toco madera".

Las personas transplantadas -más de 30 ourensanos están a la espera de recibir un órgano en Ourense- son un colectivo más vulnerable ante infecciones por su condición de inmunodeprimidos. La pandemia del Covid-19 supone una amenaza seria. "El confinamiento se llevó fatal, porque dos meses son muy largos. Yo iba dos horas al gimnasio y lo eché en falta, porque en un piso de 90 metros puedes hacer poco ejercicio, que viene bien porque tiendes a coger peso pese a que hay que seguir una dieta sin grasas ni sal".

En la desescalada, Digna extrema la precaución, tal y como aconseja a sus asociados la entidad Alcer de Ourense. "Estamos siempre bajos de defensas y la asociación nos remite información, nos aconseja que tengamos cuidado al salir, que llevemos la mascarilla siempre y nos lavemos más las manos. Pero da algo más de ansiedad esta situación. Yo salgo sobre las 8.30 de la mañana de casa, camino una hora y ya no salgo más en todo el día. La primera vez que se pudo salir parecía que estuvieras por la noche en la zona de los vinos, de tanta gente que había".

Los riesgos de la pandemia le han afectado, añade "más a nivel anímico. Mi marido y mi hijo salían alguna vez y pensabas que podían volver contagiados, ahora que salgo yo tengo la misma preocupación. Yo sigo las medidas de precaución a rajatabla, pero vas por la calle y hay gente que no guarda la separación ni lleva mascarilla y te tienes que apartar. Piensas: qué ignorantes".

La crisis sanitaria impide conmemorar hoy el día mundial de la donación de órganos con actos presenciales. En varias farmacias hay carteles sobre la campaña a nivel nacional, pero además la asociación de lucha contra las enfermedades renales (Alcer) de Ourense llevará a cabo hoy una acción informativa en las redes sociales que incluye un vídeo conjunto con el CHUO en el que participan personas transplantadas, en lista de espera y donadores vivos, además de profesionales sanitarios.

Menos negativas a donar

Desde la entrada en vigor del estado de alarma, "toda la actividad relacionada con la donación de órganos y transplantes se vio perjudicada, con una caída de hasta el 85%", según Alcer. La superación del pico de la pandemia permite ir reanudando la actividad. En toda España, hay más de 5.000 personas en lista de espera para conseguir un transplante de riñón. Son 313 en Galicia en la actualidad, -la tasa de donación es de 50,6 por millón de habitantes, superior a la nacional, de 49, que es la primera del mundo- la mayoría de riñón pero también 63 de hígado, 18 de pulmón y 12 de corazón. La jornada que hoy se conmemora hace hincapié, una vez más, en la importancia de hacerse donante y dejar un testamento vital que así lo indique, así como en reducir las negativas familiares, uno de los retos de la sanidad. El rechazo ha caído en Galicia hasta un 13%, por debajo de la media nacional (14%), una notable disminución desde el 27% de 2014.

El hospital público de Ourense recuerda que "el consentimiento basado en la generosidad, altruismo y solidaridad de las familias de los donantes es imprescindible para poner en marcha un complejo engranaje para mantener ese órgano viable y transplantarlo en el paciente que lo necesite. Con ello, el dolor personal por la pérdida de un ser querido cobra un nuevo sentido dando vida". En lo que va de año, pese a la pandemia, la unidad de Ourense intervino en dos transplantes que beneficiaron a 8 personas.