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Más esperanza en la Residencia Esperanza

El principal foco de contagio en Galicia ve como las altas reducen la carga vírica del geriátrico

Residentes celebrando las altas tras dar negativo en la prueba de coronavirus. // FdV

Las pruebas negativas de la Residencia Nuestra de la Esperanza se celebraron con júbilo. La Consellería de Política Social de la Xunta de Galicia informó en la mañana de ayer que 55 residentes del geriátrico habían arrojado un resultado negativo.

Una noticia más que positiva que también recibieron los familiares de las personas afectadas por coronavirus con una gran alegría después de que sus familiares y residentes estuvieran luchando contra la pandemia durante semanas, en algunos casos hicieron falta dos pruebas para certificar que el coronavirus había desaparecido.

Según informó el patronato del centro, "la mayoría" estaban asintomáticos y fue, precisamente, la realización de test los que condujeron a hacer una radiografía de la carga vírica que contenía el centro donde estuvieron contagiados más de 100 residentes.

Los negativos salieron a la balconada de la planta donde se ubicaban y bajo una pancarta posaron como supervivientes de una pandemia que se ha cobrado la vida de muchas personas mayores. Ellos resistieron y ahora tendrán que esperar las órdenes de la dirección para su nueva situación.

Así pues, tras la confirmación de los negativos, la residencia ourensana, que fue el principal foco de infección, contabiliza ahora un total de 15 positivos afectados entre los residentes y 28 trabajadores que también se mantienen positivos en cuarentena domiciliaria. Además,el patronato de la Fundación San Rosendo también informó de las altas que se produjeron en otros de los centros de Ourense, el geriátrico Divino Maestro, donde 14 personas mayores recibieron el alta y tres trabajadores superaron el virus. Así pues, en esta residencia se contabilizan 14 residentes afectados y 13 trabajadores positivos a fecha de hoy.

La Residencia de A Farixa cobra esperanza después de dos meses complicados donde se ha tenido que reacondicionar todo y donde el virus ha profundizado hasta el fondo haciendo que tanto residentes como las trabajadoras hayan tenido que esforzarse para luchar contra una realidad invisible que les agotaba no solo físicamente, si no mentalmente. Ahora, empieza una nueva realidad entre las paredes de la Residencia Esperanza, que llora a los que se fueron y celebran con los que se quedaron. Aunque nada será igual, ellos, las 54 altas, son un motivo de alegría y celebración.

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