Las fuertes restricciones impuestas por la situación de emergencia sanitaria no frenan las bodas, aunque el recuerdo de este día especial estará marcado más por las mascarillas y la escasa afluencia a la celebración que por el "sí quiero". En el Concello de Ourense estaban previstas ayer tres bodas civiles pero solo se celebraron dos. Una de ellas se canceló porque los testigos y algunos invitados son de Madrid y no vinieron.

Las dos que sí se celebraron las ofició el edil de Infraestructuras, Miguel Caride. La ceremonia en el salón de plenos fue rápida, ceñida únicamente al acto matrimonial. En ambos casos, la asistencia se redujo a los contrayentes, los dos testigos, el celebrante y la jefa de protocolo.

En la iglesia no es época de bodas, pero de celebrarse se reducirán igualmente al acto del enlace.