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Anabel González: "Hay niños con estrés y depresión por la obsesión de sus padres por estimularlos"

"Algunas personas se llevan fatal con la tristeza y no se la permiten"

Anabel González presentó el libro ayer en Eixo. // Carlos Peteiro

La psiquiatra y psicoterapeuta Anabel González (Vigo, 1967) trabaja en el hospital de A Coruña. Es autora de varios libros especializados y ayer presentó el último, 'Lo bueno de tener un mal día' (Planeta), en la librería ourensana Eixo. Un ensayo sobre la importancia de cuidar las emociones.

- ¿Qué consecuencias tiene esconder las emociones, no sentir?

- A veces no nos paramos a sentir y todo eso se queda dentro. En ocasiones se va acumulando y da señales tiempo después, mediante una enfermedad física o conflictos emocionales, con signos como por ejemplo problemas de sueño o digestivos.

- Usted defiende que al mal tiempo hay que ponerle lágrimas y tristeza y al bueno, sonrisas y alegría.

- Las emociones están ahí para indicarnos las situaciones que vivimos. Si todas las encajamos igual no nos damos cuenta. No existe una regla general. Hay personas que dejan que se desborden y otras las esconden. Por ejemplo, algunas llevan muy mal el enfado de los demás y también consigo mismas, y otras se llevan fatal con la tristeza y no se la permiten.

- ¿Por qué los niños tienen que aprender a aburrirse, como sostiene en este libro?

- Hay padres obsesionados con la estimulación precoz. Con más frecuencia de la que deberíamos, estamos viendo a niños con estrés y depresión. Tienen muchas actividades extraescolares y están agotados y no pueden rendir. A veces conseguimos lo contrario a estimular su inteligencia.

- ¿Está la felicidad sobrevalorada y somos adictos a ese ideal?

- Estamos un poco obsesionados con ser felices, y eso hace que a veces no toleremos los momentos que no lo son. Si no soportamos la posibilidad de estar tristes nos vamos a atascar.

- ¿Perjudica la pose de las redes a para asumir la realidad emocional?

- Aunque lo de aparentar lo llevamos haciendo desde que el mundo es mundo, nos iría muy bien expresar a través de las redes algo más real. Las redes extreman demasiado las reacciones y todo es muy exagerado. Se crea una especie de radicalización general de las emociones, no hay equilibrio cuando es precisamente lo que necesitamos.

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