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El Ourense vaciado: 368 núcleos de población abandonados y 235 donde solo queda un vecino

Un tercio del censo supera los 65 años y solo el 10% son menores de 15 años

La aldea de Barxelas, a solo 6 kilómetros de la capital de As Burgas, lleva años abandonada. // Brais Lorenzo

La caída demográfica se ha convertido en una losa difícil de levantar en la provincia de Ourense. La tendencia, se mire el dato que se mire, es por regla general negativa. Desde el inicio de este siglo el padrón se ha desinflado un 10% con la pérdida de 36.972 habitantes y ha saltado la alarma ante la inminente caída del censo por debajo de los 300.000. La última cifra publicada por el Instituto Nacional de Estadística, INE, habla de una población de 307.651 habitantes en la provincia, de los que 96.544 (un tercio) son mayores de 65 años. Solo 32.557 tienen menos de 15.

Si en la entrada del nuevo siglo solo había nueve municipios con menos de mil habitantes, hoy son 26 los que no llegan al millar de vecinos. La ciudad de Ourense, con 105.233 empadronados, es el único concello que supera los 20.000. Únicamente Allariz, O Barco, Barbadás, O Carballiño, Celanova, Xinzo, Pereiro de Aguiar, San Cibrao das Viñas, Ribadavia y Verín superan los cinco mil habitantes, pero sin sobrepasar en ningún caso los 15.000.

Y mientras la población se concentra cada vez más en la capital y las principales villas, el rural se vacía. Desde el inicio del siglo, y especialmente en los años más duros de la crisis económica, la provincia no ha dejado de perder capital humano.

Actualmente hay 368 núcleos de población en los que ya no hay ningún vecino empadronado y en otros 235 sólo queda uno. El abandono progresivo del medio rural en Ourense lo ilustran perfectamente los datos: desde 2001 la provincia ha visto como 158 de sus aldeas despedían a su último habitante. Así consta en los informes que difunde el INE a través del padrón continuo por unidad poblacional con su última actualización en 2019.

Muchos de los núcleos que se han quedado vacíos son grupos de edificaciones distanciadas de la localidad principal que figuran con la denominación "diseminado" pero que se contabilizan también como entidades de población. Algunas han quedado deshabitadas hace tanto tiempo que hoy son sólo ruinas. Otras, en cambio, se han visto reducidas a aldeas de segunda residencia. Un ejemplo es el pueblo de Paredes, en Boborás, que se estrena como entidad sin población en el listado de 2019. La alcaldesa del municipio, Patricia Torres, puntualiza que "hace años que no vive nadie allí, pero no está abandonada, algunas casas están rehabilitadas y se ocupan en verano, épocas vacacionales y fiestas".

Aunque la pérdida de población es generalizada y son contados los municipios se salvan, con casos como Barbadás o Allariz, no todos los concellos tienen aldeas abandonadas. Los 368 núcleos de población en los que ya no hay vecinos empadronados se reparten entre 55 de los 92 ayuntamientos. Entre ellos, la propia capital de As Burgas, en la que figuran los lugares de A Cuqueira, Barxelas y A Garduñeira, además de seis diseminados.

Terra de Caldelas es una de las comarcas más afectadas por la despoblación y también por el vaciado de aldeas. De hecho, Castro Caldelas es el municipio con más núcleos deshabitados, un total de 37 entre los que figuran topónimos como Casixordo, Casa da Dona, Airavedra o Porteleiro. Montederramo suma 24 núcleos sin habitantes, mientras que Parada de Sil y A Teixeira, tienen seis y dos, respectivamente.

En el resto de la provincia hay casos sangrantes en San Amaro, con 21 aldeas deshabitadas, Gomesende y O Irixo, con 18 cada una, o San Xoán de Río, con 16.

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