"Mis perros me salvaron". Chicho y Lolo cumplen años pronto y su dueña, Noelia Díaz, coincide en que se merecen un buen regalo. "Un buen hueso de cordero". Sus dos perros la alertaron y propiciaron una reacción rápida al incendio de cuatro contenedores muy próximos, que puso en riesgo una casa con cuatro vecinos. El último caso de una oleada de vandalismo que se ha cebado con los cubos de la basura durante 5 noches -desde el 29 de diciembre -no pasó a mayores gracias a estos dos canes y a que Noelia, con decisión, recurrió a su manguera de jardín para que el fuego no continuara devorando el cierre de bambú, ni escalara por la casa, en la que pese a todo llegó a derretir las persianas y reventar los cristales de Rosi, la residente del primer piso. "Gracias a dos perros se salvó una casa con cuatro vecinos, que no es una broma", dice esta mujer, que no se percató del peligro que las cercó hasta que la Policía Local llamó a su puerta, sofocado ya el fuego. "Si ellos no me hubieran avisado hubiera sido un desastre", coincide la dueña.

El suceso ocurrió sobre las 5 horas de la madrugada en la calle Serra do Eixe, barrio de Os Rosais. Hasta el cierre de esta edición era el quinto suceso de una serie de actos vandálicos contra contenedores por distintas zonas de la ciudad. Comenzó el 29 de diciembre en la calle Concello. La noche siguiente ardieron en Alfredo Brañas y cale Riós. El 2 de enero, en Diego Sarmiento y calle Coruña. El 3 de enero, en la Canle. "La Policía está alerta e investigando pero es un acto rápido", dice la concejala de Seguridad Ciudadana, María del Mar Fernández Dibuja (DO). La comisaría de Policía Nacional confirma que hay una investigación abierta. La colaboración ciudadana es clave contra estos delitos.

Desde el parque de bomberos subrayan que no se registraba una serie de actos vandálicos de este tipo desde hacía tiempo. Los incendios en contenedores -la rapidez de combustión depende del tipo de residuo en el cubo- plantean el riesgo añadido de que, como sucedió en Os Rosais la madrugada del martes, las llamas pueden propagarse a viviendas, vehículos aparcados en las proximidades o comercios. Ayer por la mañana ya había otros cubos en el mismo lugar del suceso. "Vamos a pedir que los colocan donde no estén tan pegados a las casas, porque esta vez ha sido un milagro", asegura Rosi.

Los fuegos provocados en los recipientes de la basura son sucesos cometidos de madrugada, cuando la gran mayoría duerme, por lo que es más probable que la alarma tarde en saltar. Pero Chicho y Lolo -6 y 5 años- tenían los sentidos puestos en el entorno y, protegiendo su casa y a su compañera de vida, Noelia, reaccionaron con un tipo de ladrido y una insistencia nada frecuentes. "Era una forma distinta, supe que pasaba algo. Me despertaron ellos, ladraban y saltaban en la cama y hasta que consiguieron que me levantara no pararon".

Noelia escuchó "como unos estallidos pequeños", salió a la puerta de la cocina, que da al jardín y vio una luz alarmante. "Las llamas eran muy altas, increíbles", recordaba ayer. "Ya estaba ardiendo todo el cierre, porque es de bambú, y a punto de prenderme en el toldo de casa. Mi reacción fue coger la manguera y empezar a apagar para que no subiera por el toldo a la parte de arriba, porque con las calderas hubiera sido un desastre. Fue todo muy rápido, no me dio tiempo a pensar".

Eliseo Naval, dueño de la casa donde Rosi reside, comparte el temor y señala el canalón ennegrecido y la caldera tras la ventana: "La casa es de madera y hubiera ardido todo". Rosi recalca: "A ver si se cuida bien a los perros, gracias a ellos no pasó nada. Noelia se siente "afortunada" por compartir la vida con ellos: "Hay gente que dice de otros: ¡menudos animales!. No, señora, los animales no hubieran hecho esto. Son más cívicos que las personas".