El titular de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha reconocido que el expresidente de la Agencia EFE, Alfonso S. Palomares, "forma parte de los hombres y de los nombres de la transición democrática española", en una época de cambio, en la que se hablaba del "Parlamento de Papel, aparentemente débil, por el material de construcción utilizado, pero inmensamente fuerte porque trabajaba con la mejor de las materias primas: la palabra". El titular del ejecutivo gallego realizó estas afirmaciones, después de entregarle el IX Premio Ciudadanía a Alfonso S. Palomares, concedido por la Diputación de Ourense, consistente en una escultura de bronce realizada por Xosé Cid y un documento acreditativo.
Feijóo recordó que "el también ourensano" Carlos Casares definía a Galicia como "un país de palabras", para destacar a continuación que "aquel tramo de la historia, que protagonizó este ourensano de Paradela (Calvos de Randín), fue una transición basada en las palabras". Y agregó: "Fueron las palabras depositadas y leídas, en la revista 'Ciudadano', las que ayudaron a erosionar la dictadura. Fueron palabras recolectadas por Alfonso S. Palomares en 'Posible' las que se anticiparon a la democracia institucionalizada que estaba por llegar, fueron las palabras que difundía la agencia EFE, que él presidía, las que comunicaron a los españoles entre sí y proyectaron la imagen de una nueva España. Son palabras, las que dona a sus paisanos, en forma de biblioteca rica y selecta", en alusión a la entrega de la biblioteca que el homenajeado le ha entregado al Concello de Calvos de Randín.
El presidente de la Xunta se mostró convencido de que los historiadores del futuro "se acercarán con admiración a un proceso modélico, en el que los españoles nos hemos dado ese abrazo que tan bien ha representado Jorge Genovés en el famoso cuadro que hoy reside en el Congreso de los Diputados", además de mostrar el deseo de que "esos historiadores cuenten algún día, que después de ciertas turbulencias, la democracia española recuperó el espíritu de la transición, encontrando en ella inspiración para pactos y acuerdos".
Feijóo resaltó que Antonio Machado "decía que lo mejor en España es el pueblo; en Galicia lo mejor es la gente; en Ourense, los hombres y mujeres que sienten la ourensanía. Entre ellos está Alfonso S. Palomares, fundador de tantos proyectos periodísticos, pero sobre todo fundador de convivencias".
Por último, Alberto Núñez Feijóo indicó que "como representante del Estado en Galicia y como presidente de los gallegos, "vengo a proclamar Príncipe de Termatalia vitalicio a Alfonso S. Palomares", al hilo de la intervención que había realizado antes el expresidente de la Agencia EFE, indicando que Termatalia bien merecería tener un príncipe o una princesa.
El presidente de la Diputación de Ourense, Manuel Baltar, también reconoció que Alfonso S. Palomares "es uno de los más destacados periodistas de la transición, un militante de la excelencia de la palabra", y destacó que su trayectoria "es un servicio al corazón del verdadero periodismo: contar la realidad tal y como es, sin paralizarse ante los riesgos y sin doblegarse ante la censura".
Baltar destacó el trabajo que ha realizado Alfonso S. Palomares en el ámbito de la comunicación y también en la creación literaria, cuyo trabajo "va desde el ensayo al género biográfico, y del ejercicio del memorialismo a la narrativa, especialmente la novela".
Alfonso S. Palomares indicó en el transcurso del acto que Ourense "se había convertido en los últimos años en un territorio mágico, mejor dicho, un reino mágico llamado Termatalia". Recordó "la cara paralizada de asombro" que mostró el desaparecido presidente de la autoridad Palestina, Yasser Arafat, cuando le contó en el palacio de Ramala que "en el centro de mi ciudad había una fuente de la que salía un chorro de agua tremendo a 70 grados de temperatura".
El expresidente de la agencia EFE confesó que siempre se había preguntado cuál sería la causa y el origen de unas aguas tan calientes, como milagrosamente curativas. "No encontré una respuesta científica satisfactoria y por eso he tenido que acudir a una razón mágica, a una razón sobrenatural". Intentó justificar el prodigio, ideando que "un ejército de diablos bondadosos, diablillos, perdedores en alguna batalla celeste, llegaron aquí perdidos entre la niebla, tenían frío y para calentarse encendieron pequeños infiernos debajo de la tierra. Y como se encontraron a gusto, aquí siguen, después de muchos siglos, por lo que As Burgas continúan manando agua caliente".
Por lo tanto, muestra deseo de que "algún día venga más gente a disfrutar de este paraíso llamado Termatalia". Y señala: "Yo creo que el título de Príncipe o Princesa de Termatalia, estaría a la altura del nombramiento de una princesa austrohúngara".
