C. G. D., una mujer de San Cibrao das Viñas de 75 años, fue juzgada ayer en el Penal Número 2 de Ourense, acusada de dos delitos de imprudencia grave, por atropellar en un paso de peatones a una mujer que llevaba a su hija en un carrito. Ocurrió el mediodía del 21 de febrero de 2017, cuando la septuagenaria, viuda, circulaba por la calle Nosa Señora da Saínza de camino a casa. "Miré a la izquierda y la derecha, no vi a nadie. Iba despacio", manifestó en su interrogatorio. La fiscal pide 2.700 euros de multa y 3 años sin carné, lo que conllevaría la pérdida de vigencia. La defensa, que asegura que privarla del permiso "sería encerrarla en su casa", solicita la absolución, cuestiona la credibilidad de la víctima y no ve causa delictiva: "Esto es un juzgado penal, no la DGT".

Aquella mañana lucía el sol y la encausada dice que se tuvo que poner gafas y bajar el parasol del vehículo. El tramo está limitado a 40 kilómetros por hora y ella iba "muy despacio" por la proximidad del paso de peatones. "Yo no vi nada", sostuvo la mujer en el juicio.

La Fiscalía asegura que la septuagenaria circulaba "de una forma notoriamente desatenta y descuidada, sin prestar la atención debida". Y pese al sol, "no adoptó las más elementales medidas de precaución", sin apreciar cómo la víctima cruzaba desde la margen izquierda, portando una silla con su hija de entonces 12 meses. Cuando ya habían cruzado más de la mitad del paso de cebra, el vehículo las golpeó y arrojó al suelo. "Sentí un golpe en la parte izquierda trasera. Paré un poco más adelante y me bajé. La madre estaba de pie y la niña sentada en el coche. Me acerqué pero no me quiso hablar", manifestó la encausada.

La víctima venía de la residencia tras una revisión con su hija, que unos días antes había cumplido un año. "Esperé en el paso y vi que los coches de un lado pararon. Vi que venía del paso anterior pero que me daba tiempo de cruzar sobrada. Al llegar a la mitad, de repente me apareció encima y me arrolló. Mi instinto en ese momento fue volcar la silla para que no pasara por encima de mi hija. La rueda trasera me pasó por encima del pie", relató ayer la madre en el juicio. "Lo que más me dolió es que no se molestó en ver cómo estaba la niña".

La víctima dice que el primer impacto fue con la parte frontal del vehículo, aunque las marcas de rozaduras están en la trasera izquierda, y la Policía Local así lo hizo constar. Podrían ser debidas al alcance de la silla del bebé, compartió un agente, que además ratificó ayer en la vista que la encausada les contó, tras el suceso, que solo había mirado al lado derecho.

Otro agente fuera de servicio acababa de estacionar en la zona cuando ocurrió el suceso. "Escuché el golpe y los gritos de la madre. Estaba tirada en el suelo con una crisis de ansiedad". En su opinión, las condiciones de aquel día eran "perfectas" para conducir. "Sol no impedía, no era bajo".

La víctima sufrió contusiones en el pie derecho y una contractura cervical. Fue indemnizada por las lesiones y también por la rotura de un móvil que llevaba en la bolsa. La niña estuvo 3 días en observación. Tenía hematomas.

La fiscal pide condena. "No la vio porque no miró. Fue un despiste y una imprudencia grave". El abogado defensor solicita la libre absolución o, en caso de condena, que se catalogue como imprudencia menos grave. El letrado afirma que "no es coherente" un atropello frontal, cuestiona la versión de la "presunta víctima", de quien dice que "difícilmente se explica el latigazo vertical, que es el buque insignia de las indemnizaciones de tráfico" así como que no vio el coche porque estaba mirando el móvil, lo que ella negó en su declaración.

Además, el letrado atribuye las lesiones leves del bebé a la reacción protectora de la madre al volcar el carro. Ve "desproporcionada" la petición de pena, y subraya que no circulaba rápido y tomó medidas de seguridad.