El Entroido de Laza, uno de los vértices del Triángulo Máxico ourensano, una de las representaciones más ancestrales y auténticas de la península, tuvo ayer su estreno oficial con la primera salida de los folións, una tradición que se repetirá los dos próximos viernes. El sonido de los tambores y los instrumentos de labranza atronó por las calles de Laza desde las once de la noche hasta bien avanzada la madrugada.

La fiesta nocturna bulliciosa durante tres viernes consecutivos, 8, 15 y 22 de febrero, calienta motores para los días grandes del Entroido. Los alumnos del colegio de Laza celebrarán su propio folión el 28 de febrero, noche del Xoves de Comadres para el resto. La medianoche del viernes 1 de marzo tiene lugar el Gran Folión, con chocos y fachóns recorriendo las calles de Laza una madrugada más.

Las figuras representativas del Entroido de Laza, los peliqueiros, saldrán por primera vez como siempre el denominado Domingo de Estrea, que este año cae a 3 de marzo. Las máscaras aguardarán la salida de los fieles de misa y repartirán bica en la Praza da Picota. Por la tarde desfilan las carrozas tradicionales.

El 4 de marzo es uno de los días grandes: el Luns Borralleiro convertirá Laza en batalla festiva todo el día, con la farrapada como plato fuere por la mañana. Por la tarde se celebra la Baixada da Morena desde Cimadevila, una tradición única y salvaje con la lluvia de hormigas vivas, en ocasiones mezcladas con vinagre y harina para ponerlas más rabiosas. El martes de Entroido es el día para que recorran las calles los peliqueiros más veteranos, al calor de la música de charanga. Finalmente, al atardecer, el ciclo del ancestral carnaval termina con el testamento del burro.