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Santiago Pato Rodríguez: "La escuela debe fijarse en las fortalezas y fomentar el talento"

Estudiante brillante del campus de Ourense ejerce ahora como profesor de Primaria

Santiago Pato, con el ministro Pedro Duque. // FdV

El ourensano Santiago Pato, graduado en Educación Primaria por la Facultad de Ciencias de la Educación de Ourense, recogió ayer el Premio Nacional Fin de Carrera en un acto oficial que no se celebraba desde 2013, año en el que varios jóvenes rechazaron estrechar la mano del exministro José Ignacio Wert en protesta por la reforma educativa del Gobierno de Mariano Rajoy.

La cita reunió ayer en Madrid a 171 expedientes académicos brillantes del curso 2013-2014, procedentes de 44 universidades de toda España. Uno de ellos es Pato Rodríguez que asciende, con este galardón, un peldaño más en una carrera académica sin tacha en la que ya obtuvo los premios extraordinarios Fin de Carrera tanto de la Universidad de Vigo como de la Xunta. Con un 9,66 obtuvo la nota media más alta de España en el grado de Educación Primaria ese curso y también la mejor puntuación en méritos. Es el único egresado del campus de Ourense presente en la ceremonia presidida ayer por el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque.

Máster en Investigación Psicosocioeducativa con Adolescentes en Contextos Escolares, continúa a tiempo parcial con el programa de doctorado en el campus de Ourense. Obtuvo la plaza de profesor en la especialidad de lengua extranjera, inglés, y desde el pasado mes de septiembre ejerce en un colegio de Primaria de A Coruña.

-¿Alcanzar la excelencia académica es un objetivo que uno se propone?

-En mi caso particular es la confirmación de una vocación. Cuando coges unos estudios con gusto, con amor, y compruebas que es lo que te gusta, tu pasión... eso facilita alcanzar resultados satisfactorios. Pero también tuve la suerte de contar con una promoción magnífica, hemos batido récords en Primaria con una nota media altísima, cercana al 8. Casi la mitad de mis compañeros tiene plaza fija en la Administración. Por eso este premio es un éxito colectivo que quiero celebrar con toda la promoción y con los profesores.

-En un expediente de 9,66 de media no hay lugar para el tropiezo.

-Siempre hay asignaturas que coges con más gusto que otras, pero en general, lo que tiene que existir es motivación. Para mí fue muy importante la calidad del profesorado y el apoyo de mi familia.

-Habla de vocación. ¿Cuándo tuvo claro que quería ser profesor?

-Estudiar Educación Primaria no fue mi primera opción, yo me dedicaba profesionalmente a otras cosas pero de forma semifortuita lo descubrí. Fue a raíz de una experiencia que tuve impartiendo clases en un instituto, descubrí que me encantaba la docencia y decidí dar el salto profesional. Ahora trabajo a tiempo completo en esto y me encanta.

-¿Qué le diría a aquellos que inician una carrera y descubren que no es su vocación?

-Que estudien lo que les guste, lo que realmente les aporte algo. En la profesión docente, si no tienes vocación y no te gusta, se te hace cuesta arriba, y eso es aplicable a cualquier profesión. Hay que pensar que será un trabajo que te va a acompañar toda la vida; si no te gusta, lo mejor es cambiar a tiempo.

-Por su propia experiencia ¿cree que falta preparación encaminada a que los jóvenes puedan elegir qué carrera cursar?

-Cuando surge este tema me acuerdo de un libro del autor británico Ken Robinson, El elemento. Es un pedagogo que imparte conferencias por todo el mundo. En este libro anima a las personas a buscar lo mejor de si mismas, lo que más les motiva, su elemento. A mí me gustaba lo que hacía pero se trata de buscar una satisfacción personal que puede que no esté en lo que hacemos día a día. Lo interesante sería orientar a cada persona desde pequeños hacia su verdadera vocación. Tiene que ver con la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, creo que hay que fijarse en las fortalezas y fomentar el talento.

-Es profesor en Primaria y vive la escuela desde dentro. ¿Ve aplicable esa teoría en el actual sistema educativo?

-Veo cambios que se están haciendo para bien, pero estamos en un sistema educativo que todavía tiene que evolucionar. Hay mucho camino por recorrer.

-¿Qué margen de acción tiene el profesorado?

-Los docentes tenemos nuestro rincón de trabajo y podemos hacer mucho desde abajo, pero hay cosas que no podemos modificar. Por mucho que queramos, no podemos dotar a la educación pública de más medios. Pero en nuestro ámbito podemos hacer mucho, y no solos, hablo del conjunto de la comunidad educativa, de todos los colectivos implicados, profesores, personal que trabaja en los centros, familias.

-La última vez que se celebró esta ceremonia oficial fue con el exministro Wert y acabó con duras críticas a la reforma educativa. ¿Le han trasladado algún mensaje a Pedro Duque?

-El ministro fue muy correcto y se quedó allí con nosotros, escuchando. Las personas que hemos recibido en alguna edición este Premio Nacional Fin de Carrera integramos un colectivo que se llama La Facultad Invisible que busca mejorar la Universidad española. La asociación mantiene un canal abierto y fluido con el ministerio, que está en proceso de elaboración de la nueva Ley de Universidades. Independientemente de haber sido premiados, tenemos una óptica amplia de la Universidad en España. Nuestras iniciativas se escuchan y esperamos que también se apliquen.

-¿Por dónde debería empezar la transformación de la Universidad?

-Lo primero es superar la situación de precariedad que existe en la Universidad. Facilitar también la carrera laboral premiando la meritocracia. La Universidad es muy endogámica. Yo, por ejemplo, cuando pasé las oposiciones para la Consellería de Educación competía con 3.000 personas. Sin embargo, las que convocan para profesor titular universitario son perfiles muy cerrados. Respecto a la enseñanza de grados, pedimos una relación directa con la sociedad, que la docencia, contenidos y prácticas estén conectados con la vida real, que no sea un compartimento estanco, sino un aprendizaje efectivo.

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