La diferencia de género no debe ser un condicionante a la hora de elegir una carrera académica y profesional, pero si se pregunta a una alumna de primero de Educación Secundaria Obligatoria qué quiere ser de mayor es muy probable que su respuesta esté muy alejada de la ciencia y la tecnología. No sorprende, en cambio, que un alumno se muestre inmediatamente interesado por la ingeniería informática, la arquitectura o las telecomunicaciones.

La pregunta se la hicieron ayer en la Tecnópole a los cincuenta escolares del IES O Couto que participaron en las jornadas de impulso a las vocaciones científicas y tecnológicas promovidas por la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España, APTE, y que se desarrollan de forma simultánea en 15 espacios de todo el país en el marco del proyecto Ciencia y Tecnología en Femenino. La iniciativa se repite hoy con otros 50 escolares del IES As Lagoas.

El divulgador científico y responsable de las Aulas Tecnópole, David Ballesteros, impartió un taller sobre el cerebro para dejar bien claro al alumnado que no hay ninguna relación entre género y mayor o menor inteligencia. De hecho, precisó ante los chavales, "seas hombre o mujer, el cerebro consume el 20% de tu energía".

Sin embargo, el déficit de vocaciones científicas y tecnológicas femeninas "es brutal", sostiene, de ahí que el objetivo de esta iniciativa sea fomentarlas a una edad temprana. "Hay estudios que dicen que las vocaciones empiezan a definirse en Primaria y es en Secundaria cuando realmente se afianza la decisión", explica Ballesteros. No obstante, muchas niñas llegan a la ESO sin tener clara su orientación y muy pocas se inclinan por las denominadas carreras STEM, siglas en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.

Para romper con esta tendencia, señala David Ballesteros, "necesitamos que las niñas en Primaria empiecen a sentirse valoradas en los ámbitos científico y tecnológico y que sientan que tienen todo el potencial del mundo".

La jornada promovida por APTE se estructura en actividades de divulgación orientadas a que las alumnas conozcan todas las posibilidades que ofrece el universo STEM y sus referentes femeninos. Así, arrancó con una competición en la que los participantes demostraron sus conocimientos sobre las mujeres científicas y tecnólogas con trayectorias destacadas que forman parte de la exposición "Mujeres que cambiaron el mundo". En ella los escolares descubrieron que detrás de muchos de los progresos que hoy conocen están mujeres. Como Hedy Lamarr, que realizó los primeros estudios de lo que hoy es el Wi-Fi; Ada Lovelace, que creó uno de los primeros programas de ordenador; Arlene Sharpe, que trabaja en la estimulación del sistema inmune para combatir el cáncer; o la española Margarita Salas, que descubrió un sistema para duplicar el ADN.

Azahara Soilán, ingeniera técnica de montes con puesto de trabajo en el CIS-Madeira, el centro tecnológico de la Axencia Galega da Industria Forestal, presentó ante los escolares su caso, una adolescente como ellos con una vocación clara de ser ingeniera de montes. "Yo no sabía a qué me quería dedicar pero sí sabía lo que me gustaba: la biología y la química, pero también me tiraban las matemáticas y la física", explicó, así que con 14 años buscó en la guía que sus padres le habían comprado a su hermana preuniversitaria "algo relacionado con lo verde pero con una parte técnica", y encontró la ingeniería de montes.

Su misión en la jornada fue transmitir a los jóvenes que no existe el género en las vocaciones y que durante los estudios "chicos y chicas hacíamos equipo, no había diferencias". Ahora puede presumir de que trabaja en lo que le apasiona: "Es mucho más bonito estudiar con un objetivo, cuando sabes a qué te quieres dedicar", sostiene Soilán, que pidió a los estudiantes que persigan su sueño y luchen por dedicarse a lo que les gusta.

Contraria a que el género condicione las vocaciones, Azahara Soilán prefiere hablar de personas: "Lo que importa es tener un objetivo claro e ir a por él; hoy estamos mucho mejor que nuestras madres y abuelas pero es verdad que la parte técnica todavía no engancha, pero no lo veo mal, cada uno se tiene que posicionar donde se encuentra cómodo". Lo fundamental, concluye, "es que se les den las mismas oportunidades a niñas y niños, educar en igualdad, que es lo que no pasaba antes".

David Ballesteros, que tutoriza proyectos científicos en las Aulas Tecnópole, destaca que sí se percibe un menor interés en las chicas hacia las carreras STEM. Sin embargo, puntualiza, "en la adolescencia trabajan mejor, por regla general, son más metódicas; pero para usar la tecnología necesitan un aliciente social, ver que lo que hacen tiene utilidad". A los chicos, en general, añade, "les va más la tecnología por la tecnología, construir por construir".

A la vez, destaca Ballesteros, "tenemos niñas muy brillantes trabajando en biotecnología o proyectos con base médica que utilizan la tecnología, pero que no le ven la utilidad a programar un robot para que se pelee con otro".