El amor cuando es verdadero no mira edad, color, raza o especie, y muestra de ello nos la dan también los animales. Y la frase de "se llevan como perros y gatos" no siempre hace honor a su popular significado. Buen ejemplo de ello son Lefou, un gatito, y Runa, una perra, que fueron rescatados esta semana tras ser abandonados y pasar hambre, frío, bajo la lluvia, pero siempre juntitos.

Hace unos días aparecían dos animalitos abandonados en una cuneta. Juntos, inseparables, y así superaron una tormenta sin ni siquiera cobijo. Durante días pasaron frío, hambre, miedo, pero siempre juntos y acurrucados en el suelo esperando a que alquien se apiadara de ellos, y así fue.

Unas personas amantes de los animales los recogieron en un camino en un monte que está entre San Amaro y Cenlle, y era Lefou, el que estaba más lastimado, ya que aparte de deshidratado y desnutrido tenía una patita rota, y su operación no era algo fácil. Esa noche durmieron calentitos y no se separaban. Bajo techo y protegidos, Runa quería jugar con Lefou pero éste apenas se movía por el dolor ya que los calmantes no lograban su efecto, por lo que gracias a la protectora Proanimales Carballiño fue trasladado a la clínica veterinaria Rof, de Lugo, donde ayer lo operaron y todo salió perfecto. Ahora lleva dos hierritos en la pata y deberá guardar reposo durante un mes.

Desde la protectora y quienes los rescataron quieren que ambos animalitos continúen juntos porque "se adoran, se consuelan y se necesitan". Runa es una cachorra de 8 meses, grande, que no carga ni chip ni placa identificativa, y Lefou un gatito Siamés de 4 meses, y que "se nota que se criaron juntos". Una está ahora en una residencia ganando peso y confianza y el otro en una casa de acogida en reposo.

Pero como nuestros amiguitos no tienen seguridad social, la protectora deberá hacerse cargo de los 100 euros al mes de la residencia de Runa y los 300 de la operación de Lefou, por lo que apela a la colaboración ciudadana para cubrir estos gastos pero también para conseguir una familia que quiera adoptar a estos dos animalitos luchadores y que puedan seguir juntos.

Pero Lefou no es el único que tiene hierros en una pata, también Matías, el perrito que el mes pasado fue rescado, y ahora está en acogida y salvó su pata, y está a la espera de que alquien lo quiera adoptar. Desbordadas, sin dinero, pero con mucho amor y solidaridad, las voluntarias de Proanimales Carballiño no los abandonan a su suerte,;quienes lo hacen son otros.