La condena de diez años y medio de cárcel a Juan Carlos Rodríguez González, el vecino homicida del holandés de Santoalla (Petín), será firme cuando transcurra el plazo de diez días para que alguna de las partes apele al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). Ni la Fiscalía ni las defensas, que coincidieron al final del juicio en que él fue el culpable, van a recurrir. Una vez que la resolución sea definitiva, la Audiencia Provincial abrirá la fase de ejecución de condena. Juan Carlos, de 51 años, ya ha cumplido más de tres y medio en prisión preventiva, desde su arresto y confesión a la Guardia Civil a finales de 2014. Es un tercio de la pena impuesta, de manera que ya tiene derecho a solicitar al centro penitenciario de Pereiro de Aguiar la concesión de permisos de salida.

La abogada, Sonia Jiménez, confirma esa intención de pedir ese beneficio desde este verano. Con esas autorizaciones, los reclusos pueden abandonar la prisión durante el fin de semana. Según la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, se trata de salidas "reguladas y concedidas por la Junta de Tratamiento, de manera individualizada para cada interno que se encuentra en tercer grado, y cuya concesión y circunstancias se deciden en función de la modalidad de vida, la evolución en el tratamiento y las garantías de control necesarias de cada uno". El horario suele ir de las 16 horas de la tarde de un viernes a las 8 de la mañana del lunes.

Juan Carlos, que tiene una discapacidad intelectual leve, "la mente de un niño", subrayó su letrada varias veces durante el juicio, cuenta con familiares en Petín que podrían acogerlo si la prisión, o el juzgado de Vigilancia Penitenciaria en queja, o la Audiencia Provincial en apelación, autorizan su primera salida temporal. La condena incluye una prohibición de acercarse a menos de 300 metros de la viuda Margo Pool o a la aldea de Santoalla durante 11 años y 5 meses. Sin embargo, Juan Carlos sí puede acudir a la capital del municipio.

En el fallo de la sentencia, el magistrado de la Audiencia Provincial que presidió el jurado, Antonio Piña, recoge el visto bueno del tribunal popular a la posible concesión de un indulto para el homicida. Cuando la resolución sea firme, según expresa el juez, "téngase en cuenta en vías de ejecución el parecer, si procediere, emitido por el jurado respecto del beneficio de la condena condicional y de la proposición al Gobierno del indulto de la pena".

La abogada de Juan Carlos asegura que realizará todos los trámites que puedan favorecer al encausado, entre los que se incluye el estudio de la posibilidad de recurrir al Ministerio de Justicia para que proponga la medida de gracia, que exige el cumplimiento de varios requisitos por parte del condenado.

Según explica la abogada Verónica Guerrero en un artículo publicado en agosto de 2017 por el portal jurídico Confilegal, el indulto es una medida excepcional que se concede atendiendo a las circunstancias personales del delincuente, buscando el fin de la reinserción y que requiere su arrepentimiento. Juan Carlos eligió no declarar en el juicio y en su confesión a la Guardia Civil no consta que pidiera perdón. Es una medida de gracia que emana de una ley de 1870 que fue reformada en 1988 y sigue vigente. El indulto es otorgado por el Rey, tal y como consagra la Constitución, a propuesta del Justicia y previa deliberación del Consejo de Ministros.

El encubridor, libre para volver

Sin atadura alguna queda Julio Rodríguez González, el hermano del homicida. Ocultó el cuerpo y el vehículo de Martin Verfondern en un paraje inaccesible tras descubrir que Juan Carlos había matado de un tiro al holandés. Su acción mantuvo la incógnita de la desaparición de la víctima durante cuatro años y medio. Julio no tiene castigo porque la ley exime a los familiares directos del delito de encubrimiento. El cazador y ganadero puede regresar a Santoalla si quiere, donde solo residía la viuda, Margo Pool , ya que la medida cautelar de alejamiento queda sin efecto con su absolución.