Salvador Rodríguez destaca en uno de los capítulos que Ourense tuvo un protagonismo especial en la proclamación de la República Independiente de Galicia, en el mes de junio de 1931, realizada en Santiago, que tuvo "una duración muy breve: no sé si duró una hora o diez minutos". El caldo de cultivo tuvo su origen en la ciudad de las Burgas, al anunciar Largo Caballero la suspensión de las obras de construcción del ferrocarril Zamora-Ourense, por el alto coste que requería, debido a "un compromiso que había adquirido para destinar más fondos a la conexión ferroviaria con el País Vasco". Eso provocó unas movilizaciones tremendas. La ciudad de Ourense estuvo tomada por los huelguistas durante varios días, liderados por la CNT y la UGT. Personas que acababan de regresar a Galicia del exilio, empezaron a darle un contenido político a las movilizaciones. Aquellas protestas, que habían paralizado la ciudad de Ourense, se trasladaron a Santiago. La cosa fue avanzando, hasta que una noche, tras unos discursos tremendos -unos pretendían convertir Galicia en una especie de Unión Soviética y otros eran partidarios de la confederación con Portugal-, se proclamó la República Independiente de Galicia.
En un momento dado, los líderes que se encontraban al frente de las protestas redactaron un pequeño documento y nombraron un gobierno provisional de la República Independiente de Galicia, encabezado por Alonso Ríos. El único periódico que se hizo eco de la noticia fue El Pueblo Gallego. "En Faro de Vigo, que realizó una magnífica cobertura de las movilizaciones de Ourense y de Santiago, nunca se dijo expresamente que se había proclamado la República Independiente de Galicia, pero lo da a entender". Las crónicas indican que el Gobierno de la República dio marcha atrás, al día siguiente, y que prometió invertir de nuevo fondos en Galicia, por lo que quedó todo en nada. Pero Rodríguez destaca que "el Gobierno volvió a mentir, porque no cumplió su promesa. Y más tarde se realizaron nuevas manifestaciones en Ourense".
"Historias de Galegos extraordinarios" contiene un capítulo sobre el ourensano Urbano Feijóo Sotomayor, que contrató en esta provincia una gran cantidad de personas para trabajar en Cuba. Pero al llegar a la isla, se encontraron con la sorpresa de que "los encerraron en barracones y los subastaron, porque pretendían convertirlos en esclavos". Esto se mantuvo durante medio año, hasta que empezaron a llegar los rumores a España de lo que estaba pasando en Cuba.
Rodríguez también dedica un capítulo a la gran evasión del Fuerte de San Cristóbal de Navarra, en septiembre de 1938, donde había 5.000 presos. Participaron en la macrofuga más de 2.000 ourensanos, entre los que se encontraban David González, José Bóveda y Silverio González.
