Una hora después de provocar un trágico accidente en cadena que costó la vida a una profesora de 39 años que viajaba con su familia para familiarizarse con el camino a San Cristovo de Cea, Antonio Q. N. triplicaba la tasa máxima de alcohol. Hasta el momento justo de subirse a su coche estuvo bebiendo, según manifestaron varios testigos. El conductor será juzgado el lunes en el Penal Número Dos de Ourense por un accidente múltiple con tres vehículos implicados en el que resultó fallecida María Elena Sotelo.

Su marido y sus hijas de 4 y 7 años sobrevivieron al impacto pero sufrieron lesiones graves y permanecieron ingresadas en el hospital. A consecuencia del choque un turismo que circulaba detrás con otra madre y su niña menor -también lesionada- se vio implicado en la colisión múltiple. El brutal accidente sucedió la tarde del 30 de agosto de 2010 en la OU-504, justo a la altura del centro escolar de Cea donde la mujer iba a empezar a impartir clases de inglés pocos días más tarde.

La Fiscalía reclama una condena de 4 años de prisión y la retirada del carné e imputa al infractor, de 33 años, un delito contra la seguridad vial en concurso con otro de homicidio imprudente y tres de lesiones por imprudencia.

La mujer, su marido y sus dos hijas menores circulaban en un Dacia Sandero por la carretera que enlaza O Carballiño con A Barrela (Lugo) y circunvala Cea. El acusado venía en dirección opuesta en un automóvil BMW. Según el atestado de la Guardia Civil de Tráfico y la acusación del fiscal, el joven perdió el control del turismo mermado por el consumo de alcohol e invadió el carril contrario colisionando contra el vehículo de la profesora. El brutal impacto arrojó el coche de la víctima contra el capó de otro turismo que venía detrás, un Renault Clio. María Elena Sotelo falleció en el acto.

Un amplio operativo evacuó a los heridos, incluido el conductor acusado. Antonio Q.N. , que dijo haber bebido dos consumiciones y atribuyó el siniestro al sol, ya estaba en el hospital cuando se sometió al control de alcoholemia. Una hora más tarde del siniestro mortal, dio 0,75, el triple del máximo permitido. La prueba de sangre posterior todavía detectó un resultado mayor. El último bar en el que estuvo distaba menos de un kilómetro del lugar del siniestro.