Los profesionales de la justicia en Ourense anhelan reformas eficientes para poder separar el trigo de la paja, dedicando tiempo y esfuerzos a los asuntos complejos. España sobresale en términos comparativos con otros países en la elevada tasa de litigiosidad, de asuntos y pleitos que tiene que resolver un juez concentrando horas, recursos y personal. De los más de 15.000 procedimientos que en un solo año desembocan en la sede de los tres órganos instructores de la ciudad –los responsables de investigar hechos y abrir, de haber indicios, la fase de juicio–, más de 2.700 correspondían a procesos de faltas, asuntos menores que no llegan a la categoría de delito por la poca entidad de los actos. Muchos entran y acaban el archivo pero una parte importante, casi seis de cada diez, van adelante. Los juzgados de Instrucción Uno, Dos y Tres de Ourense celebraron el año pasado 1.500 juicios de faltas.

Riñas vecinales, peleas de madrugada con insultos o lesiones leves, pequeños hurtos o la venta de cedés del top manta, por ejemplo, restan capacidad a los tres magistrados investigadores de la capital para poder esclarecer con mayor diligencia asuntos procelosos, desde delitos contra las personas latentes durante meses hasta nuevas figuras delictivas al alza y de rastreo complejo y muy laborioso, como las estafas por medios telemáticas que transfieren fronteras o los delitos económicos que exigen informes externos y peritajes precisos. Las tres sedes de instrucción de la capital ocupan uno o más días a la semana durante casi toda la jornada laboral con pleitos que no son delito en la sala de vistas. Este martes, con diez señalamientos, por ejemplo, en Instrucción Dos.

"Te encuentras con que para dilucidar una pelea con insultos y lesiones que no dan lugar a tratamiento, se citan a diez testigos, exigen a los abogados de la partes y quitan tiempo al juez. Es algo antieconómico y el resultado no deja de ser una sentencia que se puede apelar", trasladando a instancias superiores el lastre de procesos de poca entidad.

El decano de los letrados en Ourense, Arturo González, apuesta por impulsar medidas que dejen al margen del sistema los asuntos menores. "Ya que han presentado un nuevo mapa judicial, lo primero que tendrían que crear es juzgados de primer grado o de base, que tratarían temas de primera cuantía y podrían mantener abiertas las sedes en las villas donde la reforma –que propone concentrar en Ourense y O Barco los actuales partidos judiciales– hace peligrar". González concede gran importancia a la vía de la mediación, con una experiencia pionera para buscar acuerdos y evitar procesos innecesarios en el juzgado de Instrucción Dos. "Una sentencia no elimina el conflicto mientras que la mediación, al requerir acuerdos, tiene más visos de prosperar y de que se cumpla lo establecido".